La inminente temporada estival, con el descenso en la transmisión del coronavirus y el avance de la vacunación, podría acercar un poco más la normalidad anterior a marzo de 2020. Mucha gente hace planes pospuestos por la pandemia. Y hay quien decide, a pesar del progresivo levantamiento de las restricciones, disfrutar de lugares alejados de aglomeraciones, al aire libre y y no tan conocidos. En la provincia de A Coruña, además de los muchos espacios ya conocidos y visitados en las épocas de mayor movilidad, existen varios destinos vinculados a la ciencia, a la historia y a la cultura a los que te puedes acercar. Estos son cinco de ellos:
Un espectáculo de la geología en Ortegal
En el norte de la provincia de A Coruña, en el territorio que abarca los ayuntamientos de Cariño, Cedeira, Cerdido, Moeche, Ortigueira, San Sadurniño y Valdoviño, se extiende una huella geológica que tiene su origen cientos de millones de años atrás y hoy puede observarse a simple vista.
En toda la zona brotan rocas que, normalmente, se sitúan a decenas de kilómetros de profundidad bajo nuestros pies. Es un laboratorio de investigación de la historia geológica de la tierra al aire libre, y deja también formas, texturas, colores y paisajes que cautivan a cualquiera visitante. Muy cerca de espacios con mucha mayor afluencia, como los acantilados de Loiba o de Vixía Herbeira, existen otras joyas al alcance de la mano, como los mayores afloramentos mundiales de playas de arena negra no volcánica, únicas en el mundo, como la de Teixidelo, formadas por olivina.
Entre fallas, aguijones, afloramentos fascinantes, vestigios de explotaciones que intentaron aprovechar minerales muy raros en esta parte del planeta y espectaculares miradores a la orilla del mar, Ortegal aúna muchos elementos para disfrutar de un viaje inolvidable. De hecho, está en marcha un proyecto para convertir la zona en geoparque de la UNESCO.
El punto más alto de la provincia
No es un espacio muy conocido, pero sí hay una certeza si llegas a él: en ningún lugar de la provincia de A Coruña estarás a mayor altitud. Es el Coto del Pilar, a 803 metros de altitud, en el ayuntamiento de Melide. Está al norte de esta localidad y forma parte de los montes del Bocelo, que van a confluir en la sierra del Careón. En esta zona surgen, al norte y al sur, dos de los ríos que alimentan las rías gallegas: al norte el Tambre, que desemboca en el esteiro de Muros y Noia, y al sur el Ulla, que acaba en la ría de Arousa.
El acceso al Coto do Pilar es sencillo, con una caminata desde alguna de las aldeas próximas, como A Andoriña, o desde la carretera que une Melide y Sobrado. El pico está indicado por un vértice geodésico, al lado de un puesto de vigilancia forestal. La panorámica bien merece el viaje, al otro lado del paisaje más próximo dominada por los molinos eólicos y las plantaciones forestales.
Arte rupestre en la comarca de Compostela
Desde hace años, nuevos hallazgos están convirtiendo áreas de los ayuntamientos de Ames,Santiago, Brión, Val do Dubra y Teo en una de las zonas de mayor presencia de arte rupestre en Galicia. Los descubrimientos realizados por colectivos como A Rula hicieron brotar alrededor de 150 lugares.
Estas labores fueron impulsadas después de un incendio en el Monte de San Miguel, en 2016, que hizo brotar petroglifos cubiertos por la vegetación. Nació así un convenio de cooperación intermunicipal que impulsa la gestión, investigación, conservación y divulgación en este espacio. Toda la información puede encontrarse en su página web.
Monte Branco, por duplicado, las dunas inmensas
Tienen el mismo nombre. Las dos son dunas rampantes, y cuentan con muchas decenas de metros de altura. Y están en Ponteceso y Camariñas, en un entorno majestuoso. Durante milenios, sin descanso, empujada por los vientos casi eternos en esta zona, la arena ha trepado y sigue trepando por los montes y cubriendo su superficie, dando pie a unos ecosistemas muy particulares.
Y por eso, de visitarlos, hace falta tener un especial cuidado. Los dos son espacios protegidos, de gran interés biológico. Por tanto, mejor contemplarlos desde la distancia y evitar introducirse en ellos, para no contribuir a su degradación. En la zona del Monte Branco de Ponteceso, en el estuario del Anllóns, miles de aves cumplen su ciclo vital en el frágil equilibrio de este ecosistema. En el caso de Camariñas, muy cerca de aquí crece la planta caramiña (Corema album) que da nombre al municipio y que tiene aquí su mayor presencia en Galicia.
El megalitismo en la Costa da Morte
En el noroeste de la provincia se acumula un enorme patrimonio megalítico, con más de 300 mámoas, dólmenes y otros tipos de construcciones funerarias que representan algunas de las mejores y más representativas muestras de esta época del Neolítico en Galicia. La posición de la Luna, el Sol y otras estrellas, así como la localización geográfica de la Costa da Morte, determinó la construcción de esos monumentos sin seguir un patrón común en su orientación. Unos están hacia la salida del Sol en el solsticio de invierno, otros hacia la parada menor sur de la Luna, y alguno incluso mira a determinadas estrellas.
Entre ellas destacan el dolmen de una Pedra Moura (Carballo), Pedra Cuberta, Casota de Freáns ou Arca da Piosa (Vimianzo), Pedra da Arca (Dumbría/Vimianzo), Arca da Piosa (Zas/Vimianzo), Fornela dos Mouros (Laxe), o la conocida como “catedral del megalitismo”, el Dolmen de Dombate, en Cabana de Bergantiños.
Para conservar y divulgar este patrimonio está en marcha el proyecto del Parque Arqueolóxico do Megalitismo na Costa da Morte, que cuenta con el apoyo de la Deputación de A Coruña y reúne enclaves en los ayuntamientos de la Laracha, Cabana de Bergantiños, Carballo, Dumbría, Laxe, Malpica de Bergantiños, Mazaricos, Ponteceso, Vimianzo y Zas.