Al lado de la carretera que une Manzaneda con Pobra de Trives, llegando al lugar de Rozavales, aparecerá a un lado un prado salpicado de castaños (Castanea sativa) de vez en cuando. Parece uno cualquiera, pero unos paneles al lado de la vía y una señal pueden hacer, posiblemente, que el viajero se detenga, curioso, a ver que hay aquí. Es el Souto de Rozavales, un Monumento Natural con árboles que ya existían cuando la patata aun no había llegado a Galicia y la castaña era un alimento esencial en la dieta de los paisanos.
El lugar se encuentra en una de las vías de entrada al Macizo Central de Ourense. Muy cerca de aquí, de hecho, puede tomarse una de las vías de acceso a Cabeza de Manzaneda, donde está la única estación de esquí de Galicia y que tiene también hermosos miradores para contemplar una buena parte de la provincia ourensana. Rozavales está algo más bajo, a unos 680 metros de altura.
Las condiciones en las que se emplaza el Souto de Rozavales son idóneas para este tipo de formaciones. Está emplazado sobre un área de granitos calcoalcalinos deformados, en ligera pendiente hacia el valle que forma el río de San Lázaro. El clima de la zona, en el dominio oceánico de montaña, tiene una precipitación anual de alrededor de 1.000 litros/metro cuadrado y una temperatura media de 11º C.
Aunque está considerado un Monumento Natural desde el año 2000, es evidente la mano humana detrás de la formación del Souto de Rozavales. Es un claro ejemplo de bosques adehesados de castaños sembrados e injertados por los campesinos. De ellos obtenían, además de la castaña como alimento, la madera firme de los sotos para construir sus casas y calentar el hogar. La acción humana se aprecia en la distribución de los ejemplares, plantados en filas.
El Castiñeiro de Pumbariños
La joya de Rozavales es el Castiñeiro de Pumbariños, incluido en el Catálogo de Árboles Singulares de Galicia. Sus dimensiones son colosales; para hacerse una idea, se precisan alrededor de una decena de personas para rodearlo, ya que tiene unos 13 metros de perímetro en la base.
Su edad se estima alrededor de un millar de años. Conserva su tronco íntegro y, a una altura de casi dos metros, salen del cierne principal dos enormes brazos que superan respectivamente los seis y los siete metros de cuerda. A la vez, las ramas que brotan de estos troncos secundarios se abren hasta formar una copa de 20 metros de diámetro, que se ve espectacular en las estaciones de primavera y verano.
Aunque resistió hasta la actualidad, su estado de salud es delicado. Las continuas amputaciones y otros impactos humanos, así como la acción de algunos hongos que lo debilitaron obligan a prestar especial atención a su conservación.
O colosal e excepcional Castiñeiro de Pumbariños foi obxecto dun tratamento rexuvenecedor intenso ao fin dos anos 80. Executado poio Servizo de Montes de Ourense e Centro de Investigacións Forestais de Lourizán, consegiu dotarlle dunha nova vitalidade.
Coidamos que dende aquela non tivo outra atención que a súa inclusión na categoría de Monumento Natural do Souto de Rozabales, no que se integra