Ramón Ledesma, abogado y actual asesor en PONS Seguridad Vial,  ha dedicado parte de su trayectoria profesional a estudiar los problemas de movilidad en las ciudades y las estrategias para resolverlos. Entre los puestos que ha ocupado se encuentra la Subdirección General de Normativa y Recursos de la DGT, lugar desde el impulsó la implantación del carnet por puntos en España, que ha contribuido a un gran descenso del número de víctimas mortales en la carretera. Conoce muy de cerca la experiencia de peatonalización en Pontevedra, una iniciativa que considera modélica y cuya filosofía apuesta por extender a diversas partes del mundo.

-Usted ha conocido de cerca la experiencia de peatonalización llevada a cabo en Pontevedra. ¿Qué es lo que diferencia a este modelo del que se viene aplicando en otras ciudades?

–Creo que hay dos factores clave para explicar la singularidad de lo que ha sucedido en Pontevedra. El primero es que la decisión de poner en marcha un modelo de estas características se corresponde con una estrategia política que se ha tomado desde el nivel más alto de responsabilidad municipal y se ejecuta de forma coordinada. Todas las concejalías actúan al mismo tiempo para devolver la ciudad a los peatones. El segundo factor es que se trata de un proyecto transversal, donde predomina el  punto de vista humano. El objetivo era devolver el espacio público a los ciudadanos que lo habían perdido en beneficio de los vehículos. En otros lugares se toman decisiones puntuales pero no hay una visión estratégica que se lleve a cabo desde arriba. En el caso de Pontevedra, además, la decisión ha sido políticamente rentable porque el alcalde sigue en su puesto después de muchos años.

«Una de las peculiaridades de Pontevedra es que responde a una estrategia política municipal»

-Dada su experiencia como asesor en otros países, ¿considera que el modelo de Pontevedra es exportable también a las grandes urbes?

–Es un modelo totalmente exportable. Pontevedra no es una ciudad tan pequeña, tiene unos 70.000 habitantes, y si se aplica el mismo modelo a ciudades más grandes lo que habrá que hacer es crear pequeños “barrios Pontevedra” dentro de la misma ciudad. Hay que conseguir que el tráfico se concentre en las grandes avenidas de las ciudades, de forma que el 80% de las calles queden casi liberadas de tráfico. En Pontevedra se ha conseguido que los vehículos que llegan desde fuera de la ciudad sean dirigidos a los aparcamientos del centro y si no acceden a ellos son prácticamente expulsados de la ciudad y tienen que volver a entrar. Esta es una estrategia interesante porque se consigue que los automovilistas se den cuenta de que les merece la pena aparcar el coche y no utilizarlo para moverse dentro de la ciudad porque van a ahorrar tiempo si se mueven a pie o en transporte público. Cuando hay alternativas más eficientes el coche pasa a un segundo plano. La gente no tiene que utilizar el transporte público por obligación sino porque realmente es más eficiente.

-¿Puede decirse que el modelo de peatonalización de las ciudades se va a acabar imponiendo a pesar de la resistencia que encuentra en algunos sectores?

–Sin duda este modelo se va imponiendo. En las primeras décadas en las que aparecieron los coches las ciudades se transformaron para darles espacio pero ahora hay un movimiento opuesto y la tendencia que se está imponiendo es la peatonalización del centro de la ciudad. Se va a ir imponiendo y los tiempos dependerán del impulso político y también de la presión de los ciudadanos. En este sentido, Pontevedra marca el camino y por eso desde PONS hemos dedicado un libro a analizar lo que ha ocurrido en esta ciudad con la peatonalización.

«La tendencia a la peatonalización del centro de las ciudades se va a ir imponiendo»

-Después de lo que se ha conseguido, ¿qué retos quedan ahora por afrontar en lo que se refiere a movilidad en Pontevedra?

–Creo que son las autoridades las que tienen que marcar el camino. Yo puedo hablar como usuario de la ciudad y puedo decir que el objetivo de devolver el espacio público a los ciudadanos se ha conseguido. Tal vez haya que trabajar en otros ámbitos de la gestión municipal, como pueden ser los residuos, pero no soy experto en ese tema. Lo que ha sucedido en Pontevedra equivale en cierto sentido a lo que supuso en España la implantación del carnet por puntos. Se consiguió prácticamente corregir por completo los problemas que suponían los excesos de velocidad en autopistas y autovías. Otra de las consecuencias positivas del modelo aplicado en Pontevedra es la drástica reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera.

-¿Despierta interés el modelo aplicado en Pontevedra en otros países?

–Sí que hay un gran interés en el exterior. Hay que tener en cuenta que hace 50 años la gestión de la movilidad estaba prácticamente en manos de profesionales como los ingenieros de caminos, mientras que hoy en día es cada vez más frecuente que se aplique una perspectiva filosófica para buscar una ciudad más humana y es lo que ha ocurrido en Pontevedra. Eso hace que su modelo sea admirado en diversos países y haya tenido muchos premios.