Por Federico Abbondio*
Corrían los primeros días de marzo de 2016 cuando me informaban que en poco menos de un año se produciría un evento astronómico de características únicas en la Provincia del Chubut, Argentina: un eclipse anular de sol con un grado de cobertura mayor al 97% en varios puntos de la jurisdicción. Yo me encontraba trabajando desde hacía unos meses en el Área de Turismo Científico de la Cartera de Ciencia del Gobierno Provincial. Obviamente, no tardamos ni un segundo en saber que deberíamos trabajar en ello.
Chubut se encuentra en el centro de la Región Patagónica, a unos 1.400 km de distancia de Buenos Aires y es la tercera provincia argentina en cuanto a superficie, limitando con el Atlántico, los Andes, y con las vecinas provincias patagónicas de Río Negro y Santa Cruz. Es conocida por sus maravillas naturales vinculadas a la observación de fauna marina como es el avistamiento de Ballenas Francas Australes, las Orcas y Pingüinos de Magallanes en su zona costera y en la Cordillera de los Andes, por sus Parques Nacionales y las actividades de invierno relacionadas con la nieve. Todo esto presentaba un interesante desafío para mostrar Chubut desde otros puntos de vista: desde la ciencia y su divulgación. Sustrato había. Y la mejor manera de hacerlo era desarrollando un proyecto de turismo vinculado a la divulgación de la ciencia. Y en este caso concreto vinculado a la astronomía. Así pues, decidimos organizar un macro-evento entorno al Eclipse Anular de Sol del 26 de febrero de 2017. Nos interesaba atraer a un tipo de visitantes de intereses más concretos. El turismo científico en general y el astronómico en particular suponían para nosotros un aliado estratégico.
El eclipse se prestaba para organizar distintas actividades vinculadas a la astronomía, la astrofotografía, y también en torno a otras áreas científicas. Solo teníamos que crear el marco ideal para que profesionales de la ciencia astronómica, aficionados y público interesado en contemplar el cielo, se sintieran atraídos por hacerlo desde Chubut. En ello residía nuestro objetivo.
El eclipse supuso la llegada de miles de visitantes y la presencia de Chubut en los medios internacionales
Sabíamos que la articulación y vinculación entre actores jugaría un rol fundamental para lograr la mejor experiencia para el visitante, por lo que trabajamos en red con las Administraciones Públicas, Universidades, organismos especializados y, claro, los municipios donde se llevaron adelante las observaciones del eclipse y las actividades asociadas.
Como la mayoría de los eventos astronómicos, éstos solo pueden ser divisados en una franja geográfica determinada. En este eclipse estuvo delimitada al hemisferio sur, siendo Chile y Argentina, los lugares privilegiados en América del Sur para su observación. En Argentina, la zona de observación óptima se encontró definida en una franja de unos 50 km de ancho que recorría, de oeste a este, la zona sur de la provincia.
En Chubut estas actividades se desarrollaron en diferentes puntos, centrándonos, por tanto, no sólo en la observación del fenómeno en sí mismo. Por ejemplo, en la ciudad de Esquel, sobre la Cordillera de los Andes, se organizó el II Workshop de Difusión y Enseñanza de la Astronomía (II WDEA), recibiendo más de un centenar de investigadores de todo el mundo, quienes realizaron infinidad de actividades dirigidas tanto para colegas investigadores como para el público aficionado.
También se realizaron charlas de divulgación científica, cafés científicos y muestras abiertas a la comunidad, así como observaciones solares mediante telescopios especiales.
Se trabajó fuertemente, tanto con el sector educativo, como con el público en general, sobre técnicas de observación segura de los fenómenos astronómicos.
Y más allá de las charlas divulgativas brindadas durante los días previos, se realizó una exitosa jornada de astronomía dentro del Área Natural Protegida Provincial “Bosque Petrificado José Ormaechea” vinculando geología y paleontología con astronomía. El día que las miradas estuvieron posadas sobre Chubut.
Para quienes estábamos en la organización y acompañamiento de las diferentes actividades, se acercaba el momento de mayor tensión, viajando desde hacía varios días de un punto a otro de la provincia, y esperando que el cielo se mantuviese despejado. Y, si bien, se venía siguiendo el pronóstico del tiempo y no se esperaba un cielo nublado, sabíamos que hay siempre ciertos márgenes de error en las predicciones meteorológicas. La secuencia del eclipse se daba de oeste a este, con una duración aproximada de tres horas y donde el “anillo de fuego” completo duraría menos de un minuto.
El primero en recibirlo en Chubut fue Facundo, un pequeño pueblo de tan solo 180 habitantes, asentado a pocos kilómetros de la mítica ruta nacional N° 40 y del sitio exacto de observación. El cielo se presentaba totalmente despejado.
Desde muy temprano, el lugar designado para la observación, fue colmándose poco a poco de espectadores, hasta contabilizar 1.700 personas. Facundo vio multiplicado por 10 veces su población en esta jornada inolvidable, que culminó con un gran almuerzo comunitario.
La sombra que iba generando la luna al interponerse entre el sol y la tierra continuaba su recorrido hacia el océano Atlántico, y llegaba el turno de la ciudad de Sarmiento. Muy temprano en la mañana, emprendieron la caravana hacia el sitio de observación más de 300 vehículos. En este lugar fueron cerca de 1.000 personas quienes se maravillaron con el fenómeno.
El recorrido iba llegando a la costa atlántica, y con ello el fin de la observación en territorio chubutense. El último lugar fue para Camarones, a orillas del mar patagónico. Y en este lugar tuve la suerte de estar presente desde el día previo.
El gran día llegó con un ambiente de ansiedad lleno de emociones, donde niños y adultos contemplaban el evento con visores caseros de vidrio de soldador y cartón, lentes especiales obsequiadas por la Fundación Astrónomos sin Fronteras, o bien, lo experimentaban con cámaras obscuras; en contraposición, se encontraban los astrónomos profesionales o aficionados con sus telescopios y grandes cámaras preparadas para la captura de imágenes que recorrerían el mundo.
Aquí, durante gran parte del fenómeno, el cielo se mantuvo despejado, pero a unos minutos de formarse el anillo completo, ¡el eclipse fue tapado por una gran nube!. Se imaginarán los gestos de quienes estábamos presentes. Aunque la naturaleza nos tenía un regalo, ya que solo a unos cuantos segundos de completarse el eclipse, como abriéndose el telón de una gran función, el cielo se despejó, permitiéndonos a las más de 2.500 personas congregadas, observar en su plenitud el denominado anillo de fuego. Una fiesta astronómica que seguramente quedará marcada en las mentes de todos aquellos que lo pudieron contemplar en un punto u otro de la provincia.
Y los números fueron contundentes. De las diferentes actividades llevadas adelante en la provincia, participaron directamente más de 8.000 personas. Los alojamientos y campings se mantuvieron al 100% de ocupación durante los días previos al evento astronómico. El sector gastronómico extendió varias horas sus jornadas debido a la gran cantidad de viajeros, y los locales de artesanía y productos regionales agotaron sus stocks.
Las repercusiones logradas en los medios de comunicación nacionales e internacionales resultaron espectaculares. Se hicieron eco antes, durante y después del eclipse, abriendo y compartiendo imágenes de Chubut al mundo entero, algo invaluable en cuanto a promoción turística, muy difícil de medir económicamente, y que aún hoy, continúa teniendo efectos positivos para esta provincia argentina.
En Chubut, en la Patagonia argentina, el turismo científico se encuentra en aumento tanto en lo relativo a su demanda como a su oferta , siendo una de las modalidades con mayores perspectivas de crecimiento. Se buscan modelos de turismo que sean sostenibles y explicativos, que hagan comprender a los visitantes el valor de lo que están observando y disfrutando. Por ello, el uso de certificaciones de turismo científico de nivel internacional, como es el caso de las española Observer.ScienceTourism permiten una diferenciación del producto, ordenando y potenciando su desarrollo, gracias a la promoción a nivel internacional como destino destacado de turismo científico, generando vínculos con agencias de turismo emisivas especializadas en este tipo de turismo a nivel global, agregando un sello de calidad a la actividad.
*Federico Abbondio. SECRETARIA DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN PRODUCTIVA Gobierno de la Provincia del Chubut. Argentina.
Nítida difusión del fenómeno natural. Creativo aprovechamiento del recurso turístico. Felicitaciones por la intensa búsqueda de atractivos q generan posibilidades sustentables a la provincia.
Excelente articulo sobre el eclipse. Les ruego Que ante eventos similares no dejen de dar a conocer.
Excelente trabajo, felicitaciones!!
Excelente Trabajo. Gracias por hacer grande a la Argentina.