Parece que el cólera es cosa de un pasado lejano, pero en realidad, no hace tanto tiempo que aún causaba problemas en Galicia. En 1975, Santiago de Compostela vivió un brote de esta dolencia, transmitida por la bacteria Vibrio cholerae, debido al consumo de agua en mal estado. La rápida reacción de Ramona Vaamonde, profesora de Microbiología de la Facultad de Farmacia, hizo posible que el problema no fuera la mayores. Este caso abre la exposición Epidemias en un mundo conectado, que se puede ver no muy lejos del hospital donde fueron atendidos aquellos pacientes. El Museo de Historia Natural de la Universidade de Santiago acoge durante estos meses a muestra, organizada por el Museo Nacional Smithsonian de Historia Natural, en colaboración con diversas entidades internacionales. Cuenta también con la financiación de la Sociedad Americana de Microbioloxía y el apoyo del ayuntamiento compostelano y la propia USC.
Además exposición general que está recorriendo el planeta, en el museo compostelano puede verse también un breve resumen de otra epidemia que en los años 90 tuvo importantes repercusiones económicas en el sector del rodaballo de acuicultura en Galicia. Una enfermedad transmitida por una bacteria, posiblemente a través del alimento causó altísimas tasas de mortalidad durante tiempo hasta que se consiguió frenar.
A través de una serie de paneles informativos, la exposición, que ha recorridos numerosos países de diversos continentes, recoge cuatro temas principales, y esenciales para reaccionar de forma efectiva ante las epidemias y poder investigarlas: el origen de los brotes, la importancia de frenar la propagación, la detección, respuesta y contención y los perfiles de cada una de ellas.
Muchas de estas patologías, por ejemplo tienen su origen en el mundo animal, en especies tanto salvajes como domesticadas, pero puede llegar el momento en el que una mutación las haga transmisibles y dañinas entre los humanos. Casos no faltan, ya que algunas de las enfermedades que más víctimas se cobraron en las últimas décadas, como el VIH, el ébola o diversos tipos de gripe, son zoonosis. De ahí que una de los mensajes principales de la muestra sea la del concepto One Health (Una salud), impulsado por entidades como la Organización Mundial de la Salud, que muestra como un cuidado y supervisión integrales del medio en el que vivimos, desde lo microbioma hasta los seres humanos, pasando por los diferentes los eres de la cadena trófica, repercute en una buena salud general para el planeta.
El aumento exponencial de los transportes y redes de comunicaciones en la actualidad, mayor que en ningún momento de la historia, deber a redoblar esfuerzos en la investigación y en la prevención para frenar la aparición de nuevas pandemias. Así, la muestra que ahora está en Santiago permaneció, por ejemplo, durante varios meses en aeropuertos de países como Argentina, debido a la gran relevancia de las conexiones aéreas como nudo de propagación.
Lo conseguido, y lo que queda por hacer
Epidemias en un mundo conectado muestra el ingente avance de la ciencia en los últimos años, consiguiendo la erradicación de enfermedades que causaban millones de muertes, como el propio cólera, la rabia, la poliomielitis o la tuberculosis. Y del mismo modo, se exponen como el esfuerzo común está ya consiguiendo las primeras grandes victorias contra otras patologías que aún no disponen de vacunas y tratamientos efectivos a gran escala, como fueron los recientes éxitos en Nigeria contra el ébola o en Bangladesh contra la rabia.
Pero también es un ejemplo de que no todo está ganado. El resurgimiento de enfermedades infecciosas como el sarampión, con un aumento notorio de casos en los países más desarrollados en los últimos años debido al rechazo a las vacunas, así como las resistencias bacterianas a los antibióticos, uno de los principales desafíos de salud pública para los próximos años.
El Museo de Historia Natural, ubicado en el parque de Vista Alegre de Santiago de Compostela, acoge además exposiciones de colecciones permanentes de biodiversidad y geodiversidad de Galicia y otras partes del mundo, tanto marina como terrestre, con más de 25.000 ejemplares. Puede visitarse tanto de forma libre como con visita guiada. Forma parte de la red de Destinos de Turismo Científico de Observer.