Una extensa área que abarca territorio de los concellos de Ames, Santiago y Teo está emergiendo como una de las zonas con mayor presencia de arte rupestre de toda Galicia. En las últimas semanas, el colectivo A Rula, que trabaja en la identificación y preservación de estos tipo de yacimientos prehistóricos, ha anunciado el descubrimiento de un total de trece nuevos petroglifos en el ayuntamiento de Ames.
De este modo la comarca cuenta ya con cerca de 140 lugares identificados con restos de arte rupestre. Sin duda, es una buena noticia pero la parte negativa es que muchos de estos petroglifos están en peligro de desaparición al encontrarse en las cercanías de zonas con construcciones o infraestructuras que no respetan el entorno en los que aparecen estos vestigios del pasado.
Los pasos que se están dando para su catalogación, protección y utilización como recurso turístico son fundamentales para su preservación. El colectivo a Rula, nacido hace unos años para trabajar en estos objetivos, está teniendo un papel fundamental en esta tarea.
Luis Leclere, presidente del colectivo A Rula, explica que decidieron dar a conocer estos nuevos petroglifos en la comarca como una forma de protegerlos para que puedan ser catalogados y que no ocurra lo que pasó hace tres años cuando un incendio forestal en la zona de Villestro (parroquia de Santiago próxima a Ames) obligó a catalogar unos 60 petroglifos de la zona que se encontraban sin registrar.
Precisamente la zona de Villestro es la que cuenta con una mayor riqueza de estos restos de la comarca. Los petroglifos de la Portela de Villestro, de la Devesa da Rula y del Monte Castelo son quizás las principales muestras de arte rupestre de la zona. El conjunto de la Devesa da Rula, por ejemplo, cuenta con piedras con motivos naturalistas, otros con motivos geométricos complejos y otras que solo tienen coviñas. La sensación es la de estar delante de una especie de “santuario rupestre” en el que las distintas piedras tienen significados diversos pero complementarios al mismo tiempo.
La Deputación da Coruña, junto a los Concellos de Santiago, Teo y Ames, desarrolla un plan para impulsar el llamado Parque Rupestre de Compostela que incluye la recuperación de un antiguo Centro de Interpretación, situado en Villestro, que se convertiría en un recurso primordial para la difusión de los contenidos del parque.
Los petroglifos que han salido a la luz en Ames son coviñas; es decir, consisten en agujeros hechos en la piedra aunque en caso alguno, como en el encontrado en el lugar de Ventín, pueden contar con algún otro elemento a mayores. Este petroglifo se encuentra justo al lado del colegio público del mismo nombre y podría convertirse en un recurso interesante para que los niños de la localidad se acerquen al arte rupestre.
Leclere apunta que las coviñas son un tipo de petroglifo que en ocasiones es un tanto olvidado por los investigadores que prefieren centrarse en la catalogación de otros más complejos. “La verdad es que resulta difícil realizar un análisis estilístico de este tipo de inscripciones, aunque en algunos de ellos es posible intuir la estructura de un mapa de estrellas pero es muy complicado asegurarlo”, indica Leclere.
La catalogación de los petroglifos es la mejor forma de protegerlos frente a los incendios y otros peligros que los amenazan
De todas formas, es muy importante realizar la catalogación de estos petroglifos porque es la mejor forma de preservarlos. Leclere recuerda que prácticamente todo el arte rupestre gallego corre riesgo de desaparición sino se hace una labor de protección. Entre los que se descubrieron ahora hay alguno (el de Balindo en la parroquia de Piñeiro) que se encuentra del lado de un poste de alta tensión.
De los trece petroglifos que aparecieron ahora en Ames cuatro pertenecen la parroquia de Ortoño (Agro da Chan, Monte Grande, Porto y Cruz do Monte da Costa), dos a la de Piñeiro (Balindo y Casa do Pereiro), otros cuatro en Agrón (Rego das Pías 1,2, 3 e 4) y los demás en Covas (Capeáns), Biduido (Ventín) y Bugallido (Fonte das Buceleiras).
Estos vestigios se incorporan ahora a los ya identificados desde hace tiempo en Ames entre los que se pueden citar A Pena da Mira, Os Batáns, A Nave, Oca, Peneda Negra o Pedra Estivada,, entre otros. Sin duda, la riqueza del arte rupestre que se encuentra en la comarca de Compostela es un tesoro que habrá que proteger y difundir en los próximos años.