Ayuno intermitente: una dieta con beneficios y riesgos aún inciertos

Es, desde hace un tiempo, la dieta estrella en las redes sociales, pero sus objetivos bien pueden alcanzarse con un estilo de vida saludable

Perder peso, reducir el apetito o evitar enfermedades coronarias y diabetes. Estas son algunas de las promesas del ayuno intermitente que, sin evidencia científica, circulan por la red creando cada vez más adeptos. Este ayuno se lleva a cabo siguiendo una innumerable lista de métodos que proponen períodos cíclicos de ayuno de hasta 16 horas con otra parte del día en la que es permitido ingerir alimentos. «El objetivo es, fundamentalmente, ingerir menos y, en realidad, se consigue por las horas que uno pasa sin comer. Por otro lado, durante ese período de ayuno nuestro organismo busca energía y lo primero que se gasta son las grasas. Es como la autofagia, ingerir la propia grasa corporal. Pero esto supone un estrés para nuestro organismo», explica Rosaura Leis, profesora e investigadora en Nutrición de la Universidad de Santiago de Compostela (USC).

Al ayuno nocturno aconsejado para descanso de nuestro organismo, algunos métodos suman eliminar el desayuno, la primera comida del día. «El desayuno es una comida principal, nos ayuda a tener energía para afrontar la jornada y esto es de gran importancia. Las horas prolongadas de ayuno pueden provocar además cefalea o mareos, por la bajada de glucosa», asegura Leis.

Los estudios sobre esta dieta no son concluyentes

El mensaje «el ayuno intermitente es beneficioso para la salud en adultos sanos» fue calificado ya en el 2018 como «incierto y dudoso» por los científicos del proyecto Nutrimedia de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Los resultados de los estudios realizados hasta ese momento, según el informe publicado, no pueden ser considerados concluyentes por el número reducido de participantes y por su corta duración lo que impide conocer los efectos potencialmente adversos a medio y largo plazo.

Para Rosaura Leis, una dieta variada y equilibrada podría perfectamente ayudarnos a cumplir los objetivos de pérdida de peso que persigue el ayuno intermitente. Eso sí, si consumimos las cantidades de alimentos adecuadas, advierte Leis, quien nos habla de la «gran epidemia actual de la obesidad» correlacionada directamente, afirma, «con mayores riesgos cardiovasculares». «La grasa corporal es un órgano metabólicamente activo. Tradicionalmente se pensaba que era un depósito de energía pero también produce sustancias que afectan a todos los órganos. En este sentido, el ayuno intermitente puede conseguir reducirla pero, como digo, hay otras maneras de hacerlo sin provocar ese estrés al cuerpo», explica la investigadora de la USC.

Consejo profesional para una dieta personalizada

Pero un buen comportamiento alimentario y una actividad física asociada a nuestro día a día pueden no ser suficientes para luchar contra el depósito de grasa en nuestro cuerpo. Otros muchos factores, como la hora del día en la que se come, pueden ser determinantes. «Hay estudios recientes de crononutrición que explican cómo la ingestión de determinados nutrientes a determinadas horas del día supone un mayor riesgo de depósito de grasa. Un comportamiento más vespertino, más nocturno, parece que supone un mayor riesgo. Pero también podemos hablar de nutrigenética y de nutrigenómica, de cómo determinados nutrientes influyen en la expresión de determinados genes, incluidos los que condicionan el depósito de grasa corporal. Estamos hablando, en resumen, de la nutrición personalizada, porque cada individuo es diferente. Por lo tanto, hablamos de recomendaciones generales pero también específicas para un individuo concreto, en una situación concreta».

Los riesgos de las dietas restrictivas

“Recomendaciones que uno debe buscar siempre en un profesional de la nutrición para evitar actuar por iniciativa propia”, defiende Leis quien nos explica algunos de los riesgos de eliminar de nuestra dieta, como indican algunos de los métodos de ayuno intermitente, determinados alimentos. «Las dietas restrictivas pueden suponer importantes riesgos para la salud porque, cuando quitamos un alimento de la dieta, cambiamos todo el patrón alimentario y esto puede tener importantes repercusiones en la microbiota intestinal, en los gérmenes que viven en nuestro intestino. Son cada vez más las enfermedades que, cuando las estudiamos, vemos que aquellas personas que las padecen tienen una microbiota intestinal distinta. Una mayor disbiosis, es decir, una menor diversidad microbiana con más patógenos», afirma.

Ante una dieta con beneficios y riesgos inciertos, Leis hace un llamamiento a la responsabilidad nutricional de cada uno y nos ofrece su consejo: «Yo no seguiría ninguna conducta alimentaria sin estar asesorada. Cualquier cambio en nuestras costumbres alimentarias significa un cambio en el patrón y esto puede suponer un riesgo de déficit nutricional y de estrés metabólico que no tenemos por qué afrontar cuando tenemos profesionales que nos pueden aconsejar. Y quiero insistir, tenemos que seguir una dieta saludable, hacer ejercicio físico y respetar el ayuno nocturno de descanso. También debemos reducir el sedentarismo y el ocio pasivo. Esto es muy importante», finaliza Leis.

DEIXAR UNHA RESPOSTA

Please enter your comment!
POLÍTICA DE COMENTARIOS:

GCiencia non publicará comentarios ofensivos, que non sexan respectuosos ou que conteñan expresións discriminatorias, difamatorias ou contrarias á lexislación vixente.

GCiencia no publicará comentarios ofensivos, que no sean respetuosos o que contentan expresiones discriminatorias, difamatorias o contrarias a la ley existente.

Please enter your name here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.