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Científicos contra los descartes pesqueros

El Instituto de Investigaciones Marinas (IIM), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha puesto en marcha el proyecto europeo Life iSeas, que busca aportar al problema de los descartes pesqueros.

La investigación, que presenta también soluciones ambientales y ventajas económicas, se basará en dos líneas principales. Por un lado, analizar las capturas y los descartes registrados en los distintos caladeros para establecer las zonas espacio-temporales con mayor incidencia de descartes, y por el otro ofrecer alternativas viables para el aprovechamiento económico de estos productos que actualmente no se utilizan.

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Esta iniciativa nace para tratar de buscar soluciones para que la implantación de la nueva Política Pesquera Común (PPC), que obligará a las flotas a desembarcar todas las capturas, incluidas las no deseadas, tenga el menor coste posible sobre las flotas pesqueras.

La nueva Política Pesquera Común obligará a desembarcar las capturas no deseadas

Tal y como ha explicado Ricardo Pérez, profesor de investigación en el IIM y coordinador del proyecto, las pesquerías de todo el mundo capturan entre 80 y 100 millones de toneladas al año, de lo que se estima que entre 7 y 10 millones son descartes, que se producen por razones biológicas, legales, económicas y técnicas.

Este proyecto, que tendrá un coste total de cuatro millones de euros –la mitad del presupuesto procedente de subvenciones europeas–, dio comienzo a principios de este mes y tendrá una duración de cuatro años, con lo que esperan poder aportar soluciones “a uno de los principales problemas del sector pesquero”.

En el proyecto participarán el CSIC, el Centro de Supercomputación de Galicia (Cesga), el Centro Tecnológico del Mar (Cetmar), el Instituto Español de Oceanografía (IEO), la Organización de Productores de Pesca Fresca del Puerto y Ría de Marín (Opromar), Talleres Josmar y la Universidad de Santiago de Compostela (USC).

Con esta iniciativa se dará continuidad a proyectos de investigación anteriores, como Befair y Faros, mediante el uso las tecnologías creadas, que serán utilizadas para documentar toda la mercancía que suba a bordo de los barcos.

Las nuevas tecnologías permitirán determinar las zonas más recomendables para faenar

El propósito de este registro es cuantificar el volumen y las especies capturadas para poder establecer en qué zonas aparece mayor porcentaje de descartes en cada momento, y permitir así que las pesquerías puedan tomar decisiones sobre dónde faenar evitando esas áreas menos adecuadas.

El proyecto también permitirá investigar posibles tipos de procesados o elaboraciones de aquellos productos que hasta ahora no solían ser comercializados, debido a causas como su talla o su rápida degradación, para así obtener rendimiento económico.

Para ello, en el puerto de Marín se instalarán dos fábricas, una para el tratamiento de la biomasa no destinada al consumo humano, donde se producirán harinas y aceites de pescado, hidrolizados y compuestos como gelatinas o colágenos, y otra para la obtención de productos elaborados para consumo alimenticio, como por ejemplo pastas, patés y porciones de pescado.

Se estima que en estas plantas trabajarán de forma continua entre cinco y diez personas, que tendrán una capacidad de procesado de alrededor de una tonelada de productos capturados por desembarco.

El próximo mes de septiembre se establecerá el cronograma de acciones y el calendario de embarques, para lo que Opromar pondrá a disposición de los investigadores varios buques que faenan en caladeros del Cantábrico noroeste, en aguas de Portugal y en aguas del Gran Sol.

El investigador en el Centro Oceanográfico de Vigo Xulio Valeiras ha destacado que esta iniciativa tiene el reto de “contribuir a la reducción de los descartes”, a través de un mayor conocimiento de las especies y las abundancias  por zonas, por lo que participarán investigadores del IEO de Vigo, Santander y Murcia.

El profesor de economía aplicada de la Universidade de Santiago Gonzalo Rodríguez ha hecho hincapié en “la relevancia económica” y medioambiental de este proyecto, que se debe principalmente a “la importancia del sector pesquero en Galicia”.

La población, ha explicado Rodríguez, “crece más rápido que el alimento”, por lo que es necesario tener la capacidad de “seguir produciendo alimentos” y contribuir a la sostenibilidad y a la viabilidad futura de la pesca, para lo que es necesario “mantener y garantizar las poblaciones” animales y las actividades dependientes de la pesca.

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