jueves 28 marzo 2024

Clima y salud mental, mucho más que un día de lluvia

Existe una relación, aunque los casos son moi subjetivos y difíciles de describir y cuantificar, como los cambios en el estado de ánimo por la falta de luz

Que los días grises nos dan sueño o que una mañana de sol nos anima a salir a pasear no es una creencia popular. La ciencia lo confirma: existe una relación entre la meteorología y el clima y nuestra salud mental.

En la mayoría de los casos puede tratarse de una simple molestia o de un ligero cambio en nuestro estado de ánimo por la falta de luz, por ejemplo. Son casos muy subjetivos difíciles de describir y cuantificar y, raramente, aparecen reflejados en las estadísticas del sistema de salud. “Algo que tenemos que tener claro es la diferencia entre el clima y el tiempo porque el clima es lo que pasa a lo largo de décadas y otra cosa es lo que nos afecta en el día a día, es decir, la situación atmosférica de la jornada a través de diferentes variables como la temperatura o la humedad”, explica Dominic Royé, investigador en Biotemeteorología de la Universidad de Santiago de Compostela (USC). “Y sí existe un efecto en nuestra salud mental respecto al clima, o más bien, respecto a la meteorología. La principal razón se encuentra en la concentración de serotonina que es un neurotransmisor relacionado con nuestras emociones y nuestro estado de ánimo y que también controla la temperatura corporal”, añade.

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Una relación en forma de pirámide

Los estudios científicos se centran en los efectos más extremos que el tiempo puede provocar en las personas en su día a día. La temperatura es la variable atmosférica más importante a la hora de hablar de salud mental y cuanto más alta, más peligrosa puede ser para las personas vulnerables. Pero la relación entre los efectos ambientales y la población alcanzada es piramidal, es decir, cuanto más severo es el efecto, más reducido es el número de personas afectadas. Algunas investigaciones confirman la existencia de la relación entre las temperaturas extremas y el aumento de la violencia y de la criminalidad, pero también del riesgo de suicidio.

«Algunas investigaciones confirman la existencia de relación entre las temperaturas extremas y el aumento de la violencia y de la criminalidad»

“Las temperaturas extremas influyen en nuestro estado de ánimo y en nuestro comportamiento. Cuando experimentamos temperaturas muy altas se produce un efecto de estrés en nuestro cuerpo y esto está relacionado, una vez más, con la concentración de serotonina. Hay evidencias científicas de la relación que existe entre la temperatura y los suicidios: cuanto más alta es la temperatura más riesgo de suicidio existe. Pero debo subrayar que lo que se hace en las investigaciones es solo describir o encontrar relaciones que explican una parte de todo lo que observamos respecto a los suicidios, por ejemplo, o a cualquier otra variable, como puede ser el consumo de antidepresivos u otros medicamentos”, afirma Royé.

El cambio climático, un desastre también personal

El tiempo de la jornada influye en nuestra salud mental pero también los cambios que se producen en el clima, aunque sea a largo plazo. El impacto de estos cambios en la historia no es ajeno a la ciencia. “Existe evidencia científica que explica, parcialmente, ciertos colapsos de civilizaciones como, por ejemplo, Mesopotamia hace 2.300 años a. C. cuando un cambio climático brusco acabó provocando su desaparición, entre otros factores socio-políticos. En todas estas relaciones no hay que olvidar que el papel del clima es solo una de las variables que debemos tener en cuenta, no explica todo, solo una parte de la imagen global”, insiste el investigador de la USC.

«El papel del clima es solo una de las variables que debemos tener en cuenta»

El aumento de temperaturas que anuncia el cambio climático actual está en el punto de mira de la ciencia, sobre todo porque ya se empezaron a registrar sus efectos. “La relación entre el cambio climático y la salud mental es bastante compleja. Hoy ya podemos estudiar algunas consecuencias, como el aumento de depresiones entre aquellos que intentan frenar, en vano, la mala perspectiva de futuro. Por otra parte, el cambio climático nos va a llevar a vivir más eventos extremos como los desastres naturales y estos desastres también son muchas veces personales, lo que provoca un aumento de las depresiones y de los suicidios”, asegura Royé.

La prevención es el futuro

El año pasado, un equipo internacional de científicos subrayó en Suiza la necesidad de proteger a los más vulnerables frente a los efectos del cambio climático. Su llamamiento formaba parte de las conclusiones de un estudio realizado a lo largo de 45 años sobre la relación, ahora ya confirmada, entre el aumento de las temperaturas y el de las hospitalizaciones de pacientes de psiquiatría en Berna, la capital del país. Dominic Royé también defiende la integración de medidas específicas, relacionadas con el cambio climático, en las políticas de salud pública.

“Hacen falta medidas de adaptación de cara al futuro, como planes de prevención respecto a la salud mental. Sobre todo cuando hablamos de hacer frente a eventos extremos pero también si tenemos en cuenta que son los más jóvenes los que van a tener que lidiar con un problema que sigue sin resolverse”, explica el investigador en Biometeorología.

“Los estudios que ya estamos llevando a cabo a nivel internacional son muy importantes por la información que obtenemos sobre el cambio climático pero también porque se puede responder a esta cuestión de forma masiva. Tenemos muchos datos de cómo puede influir el ambiente en la salud y, con el cambio climático, estos estudios son hoy más relevantes. Si ahora ya conocemos las consecuencias que las altas temperaturas provocan, entonces, con el aumento previsto, podemos esperar que los efectos en la salud mental se multipliquen en el futuro”, advierte para concluir Royé.

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