La imagen meteorológica del día para el Observatorio de la Tierra de la NASA ha sido una Península Ibérica totalmente despejada, en la que se pueden apreciar los rastros de las recientes nevadas en zonas de Galicia como la Serra do Courel, Os Ancares, Pena Trevinca y Manzaneda. Tras muchas semanas en las que la nubosidad ha sido protagonista en buena parte del territorio, esta imagen del pasado 8 de marzo apenas mostraba algunos intervalos nubosos en el Campo de Gibraltar y cerca de las costas gallegas.
La fotografía, recogida por la web cazatormentas.net, especializada en meteorología, pone en evidencia diversos aspectos medio-ambientales relacionados con el patrón meteorológico del presente invierno, como la escasa superficie nevada, la sequía en el Mediterráneo, o el efecto de los ríos en el mar.
Llama la atención que los continuos temporales que han afectado a la Península desde el Atlántico no han traído consigo precipitaciones en forma de nieve importantes, generales ni en cotas bajas, salvo en contadas excepciones, sobre todo en los sistemas montañosos de la Cordillera Cantábrica, Pirineos o del Noroeste de Castilla-León, informa el artículo de cazatormentas.net. Llama la atención como muchos sistemas montañosos, tanto del Sur como del Norte peninsular, no tienen áreas nevadas y como otros cuentan con una superficie muy reducida.
“Aunque ya de por sí la superficie con vegetación en la mitad Este es menor que en el Oeste, las escasísimas precipitaciones registradas en buena parte de las comarcas mediterráneas se ponen en evidencia con el predominio de los tonos marrones en esas comarcas”, añade la información.
Cazatormentas contrasta en su información esa situación con el verdor de buena parte del Oeste peninsular, áreas de Sierra Morena, el Cantábrico, la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas o el Sur de Cádiz y tercio Oeste de Málaga en la mitad meridional.
Observando en detalle la imagen, continúa, se distinguen los aportes de gran cantidad de agua y lodo de los ríos de las cuencas hidrográficas del Cantábrico y el Atlántico, en claro contraste con la casi nula aportación en el Mediterráneo. Solo el río Ebro, favorecido en su cabecera por las lluvias abundantes del Cantábrico, dibuja una estela en el Mar Mediterráneo.
Al hilo de esta imagen, desde la web de la NASA se hacen eco de un estudio de investigación realizado por las Universidades de Girona y de Barcelona que desarrollaremos en una próxima entrada.