El cráneo de un cetáceo del Mioceno, datado aproximadamente hace 20 millones de años, es una nueva pieza que lucirá en las vitrinas del Museo da Natureza de Ferrol . Se trata de una pieza que se enredó accidentalmente en las redes de un pesquero con base en el puerto coruñés de Cedeira que faenaba en un profundo caladero, al norte del Cabo Ortegal. Su patrón, Benigno Romero, se lo acercó el pasado viernes 24 a los voluntarios de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN), del que depende el museo, consciente de que había hallado algo extraordinario, aunque no atinaba a saber qué.
En efecto, se trata de un gran hallazgo: el cráneo de un zifio de la especie Choneziphius leidyi, que es una de las cuatro cuya existencia se probó en 2013 a partir de restos fósiles capturados por error en este caladero al norte de Galicia, justo al borde de la plataforma continental.
El patrón del barco, con base en Cedeira, entregó el hallazgo a la Sociedad Galega de Historia Natural
Este fósil, explica Ismael Miján, de la SGHN, es el más grande y mejor conservado de los ocho de esta especie que hay documentados en todo el mundo. Curiosamente, seis de ellos se guardan en el museo ferrolano, donde se podrá contemplar este nuevo hallazgo una vez que concluya el trabajo de investigación.
La nueva pieza del museo presenta “características morfológicas nuevas que servirán para profundizar en las investigaciones sobre anatomía que se realizarán en el futuro”, explica Miján, investigador ferrolano que integra un equipo internacional junto a expertos paleontólogos de Bélgica, Italia, Portugal y Holanda que, en abril del 2013, lograron probar la existencia de cuatro nuevas especies de cetáceos precisamente a partir de medio centenar de restos fósiles hallados frente a las costas de Galicia.
Las denominaron Imocetus piscatus, Choneziphius leidyi, Tusciziphius atlanticus y Globicetus hiberus. Medían de 4 a 13 metros de largo, eran grandes buceadores a profundidades que pasaban de los 1.000 metros en las aguas atlánticas de la península Ibérica y se alimentaban -por succión- de cefalófodos (calamares, chocos, sepia).
El resultado de sus investigaciones de este equipo se publicó en abril del 2013 en la revista Geodiversitas, especializada en Paleontología, con el aplauso de la comunidad internacional. La pieza se expondrá en las salas del Museo da Natureza de Ferrol, en Canido, junto a otras pequeñas joyas prehistóricas pescadas por error.