El penúltimo viaje de la serie del recorrido aéreo por la costa coruñesa, que ofrece el área de Turismo de la Diputación provincial, recorre el abrigo de las rías de Corcubión y Muros y Noia, con parada en alguna de los parajes más fascinantes de la costa occidental gallega. Desde lo porto de Fisterra, al abrigo del cabo, el vuelo continúa hasta la villa de Corcubión y el castillo del Cardenal, uno de los dos que custodian la entrada al estuario.
La siguiente parada es en un enclave muy relevante para la historia reciente de la zona: la ballenera abandonada de Caneliñas, entre Cee y El Ézaro, donde llegó la finales de los años 80 la última ballena cazada en Europa. Muy cerca de aquí, al pie del coloso granítico del Pindo están las villas de O Ézaro, con la cascada del río Xallas cayendo espectacularmente al mar, y la propia localidad de O Pindo.
En medio de la bahía emergen los islotes de la Lobeira Grande y Chica, con el faro que se yergue sobre las rocas. Y al otro lado del Pindo se extiende la playa de Carnota, con más de siete kilómetros de longitud, lo que la convierte en la más larga de Galicia.
En este tramo de costa, caracterizado por el monte bajo y las peñas rocosas de peculiares formas, destacan también los faros de Lariño, junto a la playa del mismo nombre, y el de Louro, al pie de otro monte cuya silueta es inconfundible.
Ya en la zona del estuario en el que el Tambre llega al mar, la villa de Muros, con sus vestigios medievales, la isla de A Creba, la Ponte Nafonso o el viaducto de la ría de Noia nos llevan hasta Portosín, última parada en un viaje que continuará.