martes 3 diciembre 2024

Explorando Buraca das Choias: la gran esperanza de la espeleología en Galicia

El atractivo de la Buraca das Choias no es algo nuevo. Esta gruta, situada en Visuña, en el concello de Folgoso do Courel, a las puertas de esta hermosa sierra lucense, lleva más de medio siglo atrayendo a curiosos. Sin embargo, la gran mayoría no pasa de los primeros metros, donde el acceso es más sencillo, con una bóveda de más  de 10 metros de altura y una longitud de más  de 290 metros.

Pero las ganas de explorar, conocer e ir más allá de algunos entusiastas espeleólogos han abierto un nuevo mundo que se extiende entre galerías y estancias inundadas por el agua (sifones), y del que han recorrido más de un kilómetro bajo tierra. “Creo que esto marcará un antes y un después en la espeleología en Galicia”, adelanta Marcos Vaqueiro, investigador de la Universidade da Coruña y presidente del club Cetra (Vigo) de espeleología, y uno de los partícipes en un proyecto liderado por el club Geoceanic (Madrid), con el que colaboran Grupo Silex (Madrid), Club Gran Diedro (Madrid), Geoda (Madrid), G.E.Lugo (Lugo) y G.E.S. Ártabros (A Coruña).

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primeros 292 metros, con un desnivel total de 17 m., entre el punto más bajo (la entrada) y el más alto del tramo topografiado. Fuente: Marcos Vaqueiro.
Topografía del primer tramo de la Buraca das Choias. Son los primeros 292 metros, con un desnivel total de 17 m., entre el punto más bajo (la entrada) y el más alto del tramo topografiado. Fuente: Marcos Vaqueiro.

Más allá de la escasa presencia de suelos y sustratos calcáreos de Galicia, la Buraca das Choias es un caso particular. “Normalmente, en otras cuevas, como en el Rei Cintolo, las galerías son pequeñas y se agrupan unas junto a las otras, en una superficie reducida, y la caliza está muy plegada; pero aquí las calizas son muy rectas, lo que facilita que se hagan galerías más largas y amplias”, explica Fernando Debesa, uno de los impulsores del proyecto que desde hace años trabaja en la exploración de esta cueva.

Debesa coordina a varios equipos de estos buceadores especializados en espeleología, que trabajan en un proyecto en el que se han puesto muchas esperanzas, ya que está abriendo una nueva vía poco trabajada en Galicia, “la exploración de los ríos subterráneos en los afloramientos kársticos”, expone Marcos Vaqueiro.

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El potencial de la Buraca se descubrió hay relativamente poco. Fernando Debesa cuenta que “cuando llegamos al segundo sifón, había un agujero de unos 50 centímetros, por lo que un buzo, con el equipo habitual, no puede pasar”. Se decidió entonces preparar una exploración especializada en este tipo de cavidades. «Pasan este tramo estrecho y ven que la cueva sigue, y llegan a galerías amplias y grandes, con salas de 7 o 8 metros», recuerda Debesa. Y paso a paso, el equipo fue avanzando hasta llegar a localizar ya una decena de sifones y galerías. Algunas de las últimas expediciones quedaron registradas en vídeo. Sobre estas líneas se muestra el paso Geoceanic, en el sifón 2, el más complicado de la cueva por su pequeño diámetro (50 cm) y mayor longitud.

Trabajo de logística

Esta sucesión de tramos inundados y galerías aéreas requieren, por tanto, una preparación y una logística que implica a un equipo amplio de personas. “Para hacer la expedición, hay que llevar antes las botellas de aire comprimido y dejarlas en las galerías intermedias para que después las puedan usar los buceadores”, explica Debesa. Es un paso imprescindible para evitar complicaciones e imprevistos.

Todo este trabajo precisa de la participación de, como mínimo, una veintena de personas en cada exploración. Y los propios buceadores deben tener también una gran forma física, debido a la cantidad de peso que llevan: el traje seco (que aísla mejor que el neopreno y ayuda a protegerse de las temperaturas gélidas del agua, alrededor de 7º C,) los plomos, las propias botellas, etc. Pueden ser más de 50kg a sus espaldas.

La investigación en la Buraca das Choias

Para afrontar el trabajo, hace falta también desarrollar la topografía de las galerías, buscando otros posibles accesos y conexiones con otras cavidades y con la superficie. Es otra de las patas imprescindibles del proyecto de la Buraca das Choias. Con los datos recogidos por los exploradores, los técnicos del equipo desarrollan los modelos topográficos de las galerías y los sifones y los proyectan sobre las ortoimágenes para que los equipos de trabajo en superficie puedan localizar y explorar otras cuevas que podrían ser entradas y conexiones con los niveles inundados.

Estas cavidades cuentan, también, parte de la historia geológica de la Serra de O Courel y sus aledaños. Las trazas de los períodos glaciales, la formación de los ríos subterráneos y el desarrollo de las galerías, con estalactitas y estalagmitas, que en cuevas cercanas han pervivido durante más de medio millón de años, son por tanto un libro abierto a la historia de la Tierra en esta zona de Galicia que se está empezando a leer.

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