Autor: Carlos Rey Estévez | Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Santiago de Compostela |
Las enfermedades que más tienden a preocuparnos son aquellas que padecemos en estado de vigilia. Sin embargo, las que nos afectan en el tercio de nuestras vidas que pasamos durmiendo (si respetamos las famosas ocho horas) repercuten directamente en el bienestar durante los dos restantes. Es por esto que, en la eterna persecución de una mejor calidad de vida, es indispensable garantizar también una buena calidad del sueño. “Hay que añadir vida a los años, no años a la vida”, afirma José Castillo, director del Área de Neurociencias del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS) y del Departamento de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela (USC). “Para esto, es fundamental tratar los trastornos del sueño”, dice.
Unidades del sueño
Con este fin se vienen creando, de un tiempo a esta parte, las unidades del sueño. Se trata de habitaciones donde los pacientes duermen y, mediante una serie de pruebas, se diagnostican aquellos trastornos que puedan perturbar su descanso. Detectores del movimiento respiratorio, oxímetros, electrocardiógrafos… de todo este instrumental se valen los profesionales para elaborar las polisomnografías, los mapas del sueño.
En un año se diagnostican alrededor de 500 trastornos del sueño tan solo en Santiago
El CHUS cuenta con cuatro de estas unidades: una en pediatría, dos en neumología y otra en neurofisiología. Esta última fue en su momento pionera en Galicia y cuenta con la mayor experiencia a nivel autonómico en la elaboración de estas polisomnografías. En un año se diagnostican alrededor de 500 trastornos del sueño tan solo en Santiago.
Por fortuna, el 98% de estos casos son apneas del sueño, pequeñas paradas respiratorias que se producen a lo largo de la noche. Se pueden tratar fácilmente con ventilación y corrigiendo factores de riesgo como el sobrepeso. Más allá de estas apneas, el resto de trastornos son de más difícil solución, como el síndrome de Kleine Levin, una enfermedad que, a nivel gallego, sólo se puede diagnosticar en Santiago. Quienes lo padecen sufren episodios de hipersomnia, llegando a dormir sin parar durante días. Al despertar presentan conductas alteradas, hiperfagia e hipersexualidad, aunque posteriormente olvidan todo cuanto han hecho.
El sueño, un mundo por descubrir, pero que cada día estamos más cerca de comprender.