lunes 29 abril 2024

Una compañía coruñesa desarrolla un sistema pionero en Ecotoxicología

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La biotecnológica coruñesa AllGenetics acaba de lanzar un servicio pionero en Ecotoxicología que permite verificar con mucha mayor fiabilidad cuáles son las especies test que se emplean en los laboratorios para evaluar el impacto en medio ambiente de productos químicos potencialmente tóxicos.

La novedad del sistema que ofrece AllGenetics es que puede diferenciar entre especies que son morfológicamente indistinguibles, según explica la doctora Verónica Rojo, directora de la división corporativa AllGenetics Analytics: «Los laboratorios de Ecotoxicología llevan a cabo ensayos para determinar el efecto causado por algunas sustancias químicas sobre determinadas especies test, como algas, pescados, dafnias, lombrices o enquitreidos. Para garantizar la validez de los ensayos ecotoxicológicos a escala global, organizaciones internacionales como la ISO o la OECD elaboran estándares que especifican los protocolos de ensayo a seguir por los distintos laboratorios. Del mismo modo, y debido a que distintas especies pueden presentar distinta sensibilidad o respuesta a las substancias tóxicas, es fundamental que todos los laboratorios utilicen la misma especie test para realizar un determinado tipo de ensayo. Esto es especialmente importante cuando los resultados de los ensayos ecotoxicológicos son considerados en las decisiones legislativas en política ambiental, o en las evaluaciones de riesgo para el registro de productos químicos», expone la investigadora.

El servicio de AllGenetics ofrece una fiabilidad de verificación mucho mayor

El problema surge cuando algunas especies son difíciles de distinguir. «No siempre es fácil identificar de forma inequívoca la que especie pertenecen los organismos utilizados en los ensayos ecotoxicolóxicos. Esto es debido principalmente a la dificultad de diferenciar algunas de las especies test de otras morfológicamente muy semejantes. Por otra parte, en algunos grupos de invertebrados es común la presencia de especies crípticas, es decir, complejos de dos o más especies clasificadas de manera errónea bajo un único nombre», explica Verónica Rojo.

Para solucionarlo, la empresa coruñesa emplea la tecnología ‘DNA barcoding’, «que consiste en analizar la secuencia de una región particular del ADN y compararla con secuencias de referencia existentes en las bases de datos. De este modo, no sólo es posible determinar la identidad específica de una muestra desconocida, sino también detectar diferentes linajes genéticos que puedan revelar la existencia de especies crípticas», cuenta la responsable de la empresa.

Are your test specimens verified? from AllGenetics on Vimeo.

La idea de ofrecer un servicio de verificación de especies test para las empresas de Ecotoxicología brotó en el año 2013, cuando AllGenetics participó en la coordinación del proyecto «Eisenia Barcoding Initiative». En él, se aplicó el «DNA barcoding» para identificar las especies de lombriz del género Eisenia empleadas por laboratorios de Ecotoxicología de distintos países. Los resultados de este trabajo, que fueron publicados en la revista Applied Soil Ecology, demostraron que no todos los laboratorios utilizaban la misma especie de Eisenia para realizar el mismo tipo de ensayo, y que el nombre de Eisenia fetida puede englobar en realidad dos especies diferentes. A raíz de este proyecto, la verificación de especies test se está regulando por la ISO gracias a la iniciativa de AllGenetics y la compañía alemana ECT Oekotoxikologie.

AllGenetics, ubicada en el campus de Elviña de la Universidade da Coruña, es actualmente la única compañía especializada en la verificación de especies test. «Además de ser un servicio pionero con muy buenas perspectivas a nivel empresarial, estamos muy contentos de poder aportar nuestros conocimientos técnicos en la mejora del testado ecotoxicolóxico. Esto hará que los tests sean más rigurosos y homogéneos y conllevará una mayor protección del medio ambiente», puntualiza Rojo.

Guisante lágrima, el caviar que nace de la tierra

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La historia del guisante lágrima es la historia de una colaboración a tres bandas entre investigadores, productores y cocineros. Toda una demostración de que la apuesta por innovar y enfocar la agricultura desde un punto de vista integral da sus frutos.

Hace unos años, el guisante lágrima era prácticamente un desconocido en Galicia. Esta variedad de legumbre sólo se cultivaba en el País Vasco, donde ya estaba considerado uno de los productos preferidos de prestigiosos cocineros como Arzak, Berasategui o Subijana. Lo que pocos sabían es que el origen biológico de este manjar estaba en Galicia.

Su origen biológico está en Galicia, pero tardó en comercializarse aquí

La Misión Biológica de Galicia, con sede en Salcedo (Pontevedra), conservaba semillas de esta variedad que habían sido recogidas en varios puntos de Galicia. Uno de sus investigadores, Antonio de Ron, es uno de los mayores expertos en legumbres de Europa y acumula una larga experiencia en el estudio e mejora genética de las diferentes especies de esta planta. Ante el éxito del guisante en otros lugares del Estado, el agricultor Santiago Pérez y el cocinero Javier Olleros acudieron a la sede de la Misión para  recuperar el cultivo de esta especie en Galicia. De esta unión surgió un proyecto de investigación para aprovechar al máximo las propiedades culinarias del “caviar verde”, como se suele conocer a este producto. Tras un largo trabajo de estudios genéticos y de perfeccionamiento del cultivo, el guisante lágrima gallego estaba listo para dar el salto a las mesas de los mejores restauradores del país. El propio Olleros, Pepe Solla, Xosé Cannas o Iñaki Bretal incorporaron esta legumbre a sus platos.

¿Y a que sabe? Quien lo ha probado afirma que el guisante lágrima es algo así como una explosión de dulzura y frescura dentro de la boca. Suele servirse crudo o muy poco cocido, y al masticarlo, libera todo su jugo. Toda una experiencia.

Este mes de junio es el más adecuado para su degustación. La temporada de la cosecha es muy breve, de apenas tres semanas. Se debe hacer a mano, de forma muy delicada, y la producción anual es bastante pequeña en cantidad. Su valor gastronómico, los exigentes cuidados que debe recibir para poder obtener ese valor culinario y la escasa producción hacen que su precio sea inusualmente elevado: más de 300 euros por kilo. Así que quien quiera, y sobre todo pueda, puede acudir a gozar de él durante este mes.

Kiply, la herramienta gallega que mejora tu productividad laboral

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Una empresa gallega acaba de lanzar lo que puede ser el antídoto contra las pérdidas de tiempo innecesarias en el trabajo y el aprovechamiento óptimo de los recursos de cada empleado. La herramienta Kiply, impulsada por un grupo de emprendedores gallegos, tiene como objetivo “ayudar a la gente a ser más productiva”, según explica José Higinio Cánovas, CEO de la compañía. Cánovas es licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la USC y tiene un máster en Finanzas. Antes de poner en marcha Kiply, se dedicó a la consultoría, donde ya empezó a madurar la idea que acabó dando los frutos de esta herramienta. Dice que “me preguntaba cómo debía funcionar la gente de mi empresa, cómo podía ayudarla a mejorar y qué cosas se le daban mejor a cada trabajador”.

Como es lógico, es preciso tener parámetros que se puedan medir. Por eso, la herramienta está pensada para gente que trabaja gran parte del tiempo con ordenadores. “Es lo que somos capaces de controlar —explica Cánovas—. Funcionamos como una pulsera de medición para hacer ejercicio, como si estuviésemos contando las calorías que se consumen, o los pasos que se dan. Y esto lo orientamos al trabajo. Comparamos los datos de los diferentes usuarios y aconsejamos dónde se puede ahorrar tiempo o cómo lo podemos distribuir mejor”.

Panel de control de Kiply
Panel de control de Kiply

Kiply se descarga en el equipo y desde ese mismo momento se empieza a recoger información. El usuario puede seleccionar diferentes tarjetas de medición que aparecen por defecto (navegador web, redes sociales, programas de ofimática) o puede crear nuevas tarjetas a medida que miden cómo se emplea el tiempo en cada tarea. A partir de la primera semana, y a través de la comparación con bases de datos de otros usuarios y análisis de productividad, Kiply comienza a aconsejar al usuario.

El gerente de la empresa pone dos ejemplos para explicarlo mejor: “Se puede crear una tarjeta para calcular cuánto tiempo pasa el usuario buscando archivos en su equipo. A través de nuestras sugerencias, que aconsejan una mejor organización de las carpetas o la creación de accesos directos para los archivos que más se utilizan, el tiempo de búsqueda puede reducirse a más de la mitad. Y otro ejemplo, el del correo electrónico. La gente suele consultarlo cada poco tiempo y está siempre pendiente de recibir nuevos mensajes. Nosotros proponemos trabajar durante 45-50 minutos sin mirar el correo y, al final de cada hora, dedicar 10 minutos a la consulta del e-mail. Resulta sorprendente el tiempo que se ahorra”, relata Cánovas.

Kiply analiza el comportamiento del usuario y lo aconseja para que aproveche mejor el tiempo

La herramienta está disponible de forma gratuita para usuarios particulares y para empresas que intenten optimizar la gestión de los recursos humanos. Pero en Kiply quieren remarcar su apuesta por el respeto a la privacidad. “Nunca ofrecemos a los empresarios datos a nivel nominal de los trabajadores. Intentamos no juzgar nunca. Nunca decimos ‘hoy no has trabajado bien’ sino que decimos ‘podrías haber hecho más si lo hicieras de esta manera’”, aclara el gerente de la compañía.

Esta iniciativa es una nueva apuesta por la innovación en el sector tecnológico en Galicia, cuyo potencial defiende José Cánovas. “Desde 2008 se ha visto un paso adelante en la apuesta por el autoempleo y las ideas innovadoras. En Galicia hay proyectos muy interesantes, tan valiosos o incluso mejores que algunos que se presentan en los Estados Unidos y que reciben un enorme apoyo económico”, afirma el CEO de Kiply.

Después de cuatro años de desarrollo, ahora mismo en Kiply trabajan siete personas. Cuentan además con un consejo asesor formado por expertos en varias materias que ayudan a mejorar continuamente la herramienta.

«Una ciudad que apuesta por el peatón es una ciudad más sana»

La red de Ciudades que Caminan nació hace cinco años para agrupar a todos los municipios y administraciones que apuestan por mejorar la situación de los viandantes en las ciudades. Actualmente, forman parte de ella más de veinte ayuntamientos de España y Portugal. La ciudad de Pontevedra ocupa actualmente la presidencia de la entidad. Pablo Barco (Sevilla, 1979), es su coordinador técnico. Este activista, licenciado en Historia y con estudios técnicos en movilidad sostenible, trabaja desde hace años para defender los derechos de los peatones en los núcleos urbanos.

-¿Cuál es el trabajo de Ciudades que Caminan?

-Nuestra estrategia se centra en tres puntos: mejorar la seguridad vial, fomentar la accesibilidad universal y apostar por la defensa del medio ambiente. Ciudades que Caminan nació de la unión entre las Administraciones Públicas y los movimientos ciudadanos que abogaban por una movilidad sostenible para trabajar en la consecución de objetivos en este ámbito.

-¿Cuál es la tendencia actual? ¿Se apuesta por la movilidad sostenible o sigue habiendo resistencias?

-Es obvio que las reticencias siguen existiendo. Se nota en algunas propuestas, como la de reducción a 30km/h en algunas áreas de la ciudad. Lo hemos propuesto en muchos municipios, pero muy pocos acceden. Y eso que los principales usos de los coches en la ciudad no se ven afectados por esta limitación. Sin embargo, los ayuntamientos no acceden. Sigue estando muy arraigada la costumbre de coger el coche para todo, a veces, aunque perdamos más tiempo que si nos desplazásemos andando. Y tampoco ayudan algunas campañas publicitarias que podemos ver en los medios de comunicación por parte de algunas marchas de automóvil, donde se sugiere que el coche debe ser el medio de transporte principal en la ciudad, a veces incluso ridiculizando la figura del peatón o del ciclista.

‘Se cree que la peatonalización debe ser integral, pero hay matices’

-¿Todas las ciudades pueden ser ciudades para caminar?

-Cualquier ciudad puede serlo. Pero uno de los problemas que detectamos es que cuando se habla de peatonalización, hay bastante desconocimiento del concepto. Se cree que la peatonalización debe ser siempre integral. Pero hay matices, se pueden tomar otras medidas que beneficien al peatón: reducir el ancho de las vías, elevar los pasos de peatones, etc. Y por otra parte, el proceso se debe hacer de una manera distinta en las ciudades pequeñas y en las grandes. En estas últimas, por ejemplo, hay que tener más en cuenta el papel del transporte público para salvar las grandes distancias que existen sin tener que recurrir al vehículo privado.

-¿Cómo se adapta una ciudad para ser más amable con los peatones?

-Nosotros apostamos por empezar el proceso con el modelo de supermanzana, que ya se está aplicando en ciudades como Vitoria. Se estructuran los barrios, con sus principales vías de comunicación, se establecen aceras continuas, y se regula la circulación en el interior de estas supermanzanas, adaptándolas al peatón con plataforma única, sentido único de circulación y limitación de velocidad. A medida que se regulan los itinerarios peatonales, se va adaptando la circulación del tráfico.

-¿En qué mejora una ciudad hecha para los peatones?

-Para empezar, se reconocen una serie de derechos, incluidos en la Carta de los Derechos del Peatón, que alude a asuntos tan básicos como la accesibilidad universal o la reducción de la contaminación. En algunos lugares, el dominio del vehículo a motor conculca incluso el derecho a la libertad de desplazamiento. Del mismo modo, una ciudad que apuesta por el peatón es una ciudad más sana, mental y físicamente. Los niños ven respetados sus derechos, tienen mayor autonomía y pueden disfrutar del espacio público, al igual que las personas mayores y con movilidad reducida. A nivel de seguridad vial, la siniestralidad se reduce mucho. Y hay otros motivos, a los que ya aludía Jane Jacobs, una de las madres del urbanismo sostenible, que afirmaba que la movilidad mejora la comunicación entre los habitantes de una ciudad y, consecuentemente, fomenta el desarrollo de una inteligencia colectiva.

-¿Qué papel juega la educación?

-Es una de las líneas principales de nuestra estrategia, pero queremos potenciarla aún más. Creemos que hay que partir de la educación de la infancia y de su participación en la toma de decisiones de la ciudad. Hemos realizado encuestas en las que los niños manifiestan que quieren más espacios para jugar, quieren más seguridad vial. Son un grupo muy olvidado en la sociedad a la hora de tomar decisiones, hay que tenerlos más en cuenta.

‘Una buena movilidad mejora la inteligencia colectiva de una ciudad’

-¿Por qué se ha convertido Pontevedra en un referente?

-Por haber puesto en práctica lo que mucha gente consideraba imposible. Es el resultado claro de tomar decisiones políticas que son complicadas, pero que deben ser firmes. Se tenía claro el modelo, había colaboración técnica a todos los niveles, y se aplicó de manera firme y constante. Y además, se demostró la validez de los cambios con hechos. Pontevedra es el modelo a seguir porque apostó por los tres ejes que nosotros defendemos: la seguridad vial, la accesibilidad universal y el cuidado del medio ambiente. Al pasear por la ciudad se respira un ambiente especial: hay tranquilidad, los niños se mueven con autonomía, etc.

-Usted vivió de cerca un caso interesante como el de Sevilla ¿Qué ocurrió?

-A comienzos de la pasada década se puso en marcha un proceso que, sin embargo, tuvo un período de parálisis entre 2011 y 2015. Al principio se acometieron algunas peatonalizaciones de gran envergadura, como la de la Avenida de la Constitución, una calle céntrica de cuatro carriles, por la que pasaban muchísimos coches, y que se reformuló completamente. También se actuó en otros lugares, como la plaza de la Alameda o en los barrios de Triana y Los Remedios. Todos estos proyectos funcionaron bien. Sin embargo, se dieron pasos atrás. Cuando se paralizó el proceso, se eliminó la restricción del tiempo de tránsito de los vehículos en el centro de la ciudad. Ahora, pese a que se apostó de nuevo por la movilidad sostenible, no se ha reinstaurado esta limitación.

Una compañía coruñesa desarrolla un sistema pionero en Ecotoxicología

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La biotecnológica coruñesa AllGenetics acaba de lanzar un servicio pionero en Ecotoxicología que permite verificar con mucha mayor fiabilidad cuáles son las especies test que se emplean en los laboratorios para evaluar el impacto en medio ambiente de productos químicos potencialmente tóxicos.

La novedad del sistema que ofrece AllGenetics es que puede diferenciar entre especies que son morfológicamente indistinguibles, según explica la doctora Verónica Rojo, directora de la división corporativa AllGenetics Analytics: «Los laboratorios de Ecotoxicología llevan a cabo ensayos para determinar el efecto causado por algunas sustancias químicas sobre determinadas especies test, como algas, pescados, dafnias, lombrices o enquitreidos. Para garantizar la validez de los ensayos ecotoxicológicos a escala global, organizaciones internacionales como la ISO o la OECD elaboran estándares que especifican los protocolos de ensayo a seguir por los distintos laboratorios. Del mismo modo, y debido a que distintas especies pueden presentar distinta sensibilidad o respuesta a las substancias tóxicas, es fundamental que todos los laboratorios utilicen la misma especie test para realizar un determinado tipo de ensayo. Esto es especialmente importante cuando los resultados de los ensayos ecotoxicológicos son considerados en las decisiones legislativas en política ambiental, o en las evaluaciones de riesgo para el registro de productos químicos».

El servicio de AllGenetics ofrece una fiabilidad de verificación mucho mayor

El problema surge cuando algunas especies son difíciles de distinguir. «No siempre es fácil identificar de forma inequívoca la que especie pertenecen los organismos utilizados en los ensayos ecotoxicológicos. Esto es debido principalmente a la dificultad de diferenciar algunas de las especies test de otras morfológicamente muy semejantes. Por otra parte, en algunos grupos de invertebrados es común a presencia de especies crípticas, es decir, complejos de dos o más especies clasificadas de manera errónea bajo un único nombre», explica Verónica Rojo.

Para solucionarlo, la empresa coruñesa emplea la tecnología ‘DNA barcoding’,  «que consiste en analizar la secuencia de una región particular del ADN y compararla con secuencias de referencia existentes en las bases de datos. De este modo, no sólo es posible determinar la identidad específica de una muestra desconocida, sino también detectar diferentes linajes genéticos que puedan revelar la existencia de especies crípticas», cuenta la responsable de la empresa.

Are your test specimens verified? from AllGenetics on Vimeo.

La idea de ofrecer un servicio de verificación de especies test para las empresas de Ecotoxicología surgió ya en el año 2013, cuando AllGenetics participó en la coordinación del proyecto «Eisenia Barcoding Initiative». En él, se aplicó el ‘DNA barcoding’ para identificar las especies de lombriz del género Eisenia empleadas por laboratorios de Ecotoxicología de distintos países. Los resultados de este trabajo, que fueron publicados en la revista Applied Soil Ecology, demostraron que no todos los laboratorios utilizaban la misma especie de Eisenia para realizar el mismo tipo de ensayo, y que el nombre de Eisenia fetida puede englobar en realidad dos especies diferentes. A raíz de este proyecto, la verificación de especies está regulada por la ISO gracias a la iniciativa de AllGenetics y la compañía alemana ECT Oekotoxikologie.

AllGenetics, ubicada en el campus de Elviña de la Universidade da Coruña, es actualmente la única compañía especializada en la verificación de especies test. «Además de ser un servicio pionero con muy buenas perspectivas a nivel empresarial, estamos muy contentos de poder aportar nuestros conocimientos técnicos en la mejora del testado ecotoxicológico. Esto hará que las pruebas sean más rigurosas y homogéneas y conllevará una mayor protección del medio ambiente», puntualiza Rojo.

Guisante lágrima, el caviar que nace de la tierra

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La historia del guisante lágrima es la de una colaboración a tres bandas entre investigadores, productores y cocineros. Toda una demostración de que la apuesta por innovar y enfocar la agricultura desde un punto de vista integral da sus frutos. Hace unos años, el guisante lágrima era prácticamente un desconocido en Galicia. Esta variedad sólo se cultivaba en el País Vasco, donde era uno de los productos preferidos de prestigiosos cocineros como Arzak, Berasategui o Subijana. Lo que pocos sabían es que el origen biológico de este manjar estaba en Galicia.

Su origen biológico está en Galicia, pero tardó en comercializarse aquí

La Misión Biolóxica de Galicia, con sede en Salcedo (Pontevedra), conservaba semillas de esta variedad recogidas en varios puntos de Galicia. Uno de sus investigadores, Antonio de Ron, es uno de los mayores expertos en legumbres de Europa y acumula una larga experiencia en el estudio y mejora de las diferentes especies. Ante el éxito del guisante en otros lugares del Estado, el agricultor Santiago Pérez y el cocinero Javier Olleros acudieron a la sede de la Misión para  recuperar el cultivo de esta especie. De esta unión surgió un proyecto de investigación  para aprovechar al máximo las propiedades culinarias del ‘caviar verde’, como se suele conocer la este producto. Después de un largo trabajo de estudios genéticos y de perfeccionamiento del cultivo, el guisante lágrima gallego estaba listo para dar el salto a las mesas de los mejores restauradores gallegos. El propio Olleros, Pepe Solla, Xosé Cannas o Iñaki Bretal incorporaron esta legumbre a sus platos.

¿Y a qué sabe? Quien lo probó afirma que el guisante lágrima y algo así como una explosión de dulzura y frescura dentro de la boca. Suele servirse crudo o muy poco cocido, y al masticarse libera todo su yugo. Toda una experiencia.

Los meses de junio y julio son los idóneos para su degustación. La temporada de la cosecha es muy breve, de apenas tres semanas. Se debe hacer a mano, de manera muy cuidadosa, y la producción anual es bastante pequeña en cantidad. Su valor gastronómico, los exigentes cuidados que debe recibir para poder obtener ese valor culinario y la escasa producción hacen que su precio sea inusitadamente elevado: más de 300 euros el kilo.

Imatia: software desde Galicia a medio mundo

La trayectoria de Imatia, ganadora de diversos premios entre ellos el Galicia Spin-off en su apartado Sello de Calidad, es un ejemplo de que realmente es posible que una empresa nacida en el ámbito universitario pueda consolidarse a lo largo del tiempo,  sin olvidar sus raíces y aplicando lo que han sido sus señas de identidad desde un principio: innovación y diversificación. La compañía se ha especializado desde sus inicios en el desarrollo de software rápido para administraciones y empresas pero no renuncia a explorar otras vías de negocio y esa es una de las razones por las que sigue apostando por innovar, una cultura que siempre ha estado presente en Imatia.

Imatia1

Fernando Vázquez, CEO de Imatia, explica que el germen de la compañía estuvo en el grupo de investigación universitario DASA, creado en 1995, en Vigo. Diez años despues nacía Imatia, justo al mismo tiempo que aparecía la normativa que amparaba la creación de spin-offs. “Ya en el año 95 teníamos ideas y proyectos bastante avanzados para la época y con el tiempo, andando por el mundo, nos dimos cuenta de que realmente para hacer un proyecto de éxito tienes que tener un impacto local y generar empleo y riqueza a tu alrededor. Nuestra vocación siempre ha sido crear tecnología en Galicia y venderla fuera”, explica Vázquez.

La apuesta no ha ido mal del todo y, como consecuencia de ello, actualmente Imatia cuenta con clientes en los cinco continentes y se acerca al centenar de empleados. Vázquez agradece el apoyo que tuvo la compañía en los primeros momentos, cuando muchas administraciones y empresas apostaron por comprar sus productos frente a los que ofrecían las multinacionales. “Creo que los profesores universitarios, como es mi caso, tenemos el gran privilegio de hacer un trabajo que nos gusta y debemos devolver algo a la sociedad. Hay cerca de 6.000 profesores universitarios en Galicia y es muy importante que puedan contribuir a la generación de empleo aquí”, señala.

El proyecto de Imatia nació desde el grupo de investigación DASA de la Universidade de Vigo

El proceso de internacionalización de Imatia se ha distinguido por la búsqueda de socios locales que también quieran innovar. Este año se ha abierto la primera sede internacional de la empresa en Brasil y hay interés por continuar la expansión, especialmente en Latinoamérica por las posibilidades que presenta. Recientemente Imatia ha desarrollado su primer proyecto en África, concretamente en Marruecos donde ha vendido un proyecto de visión artificial para trenes. Entre los clientes de la empresa se encuentran desde multinacionales, como Inditex o PSA Peugeot Citroen, hasta instituciones como la Fuerza Aérea de Estados Unidos, la Xunta o Adif.

Aunque el desarrollo de software rápido (basado en la tecnología “ontimaze”) es el producto estrella de Imatia, la empresa no descuida la innovación en otros ámbitos como la robótica y espera poder incrementar su negocio en otras áreas en el futuro. “Un 30% de nuestra plantilla se dedica directamente a la innovación pero en realidad todos nuestros trabajadores se implican en ella porque está en nuestra cultura empresarial y hay que evolucionar continuamente para seguir siendo competitivos”, señala Vázquez, quien apunta la necesidad de potenciar la vertiente comercial de la empresa en los próximos años.

La compañía acaba de abrir delegación en Brasil y apuesta por Latinoamérica

Con el aval de su experiencia como profesor y creador de una spin-off, Vázquez explica que actualmente esta modalidad de desarrollo empresarial está más consolidada en la universidad pero parece que existe un cierto “declive” en la transferencia de tecnología. “No sé si se debe a que los centros tecnológicos se han hecho más fuertes en este papel o si está fallando algo”, añade. También apunta que es necesario renovar la plantilla de profesores universitarios porque “no hay recambio” para gente como él, que comenzó a dar clases a principios de los 90.

En su opinión, Galicia ha sido un lugar “privilegiado” a la hora de obtener financiación para proyectos de I+D, incluso durante la crisis ya que existía la posibilidad de acudir al fondo tecnológico de la UE. “El objetivo a alcanzar ahora es que las empresas podamos financiar nosotras mismas la inversión en I+D”, concluye el CEO de Imatia.

Galicia quiere volar a la vanguardia en el sector de los drones

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La Xunta pretende que el Parque Tecnológico de Rozas, situado en el municipio de Castro de Rei (Lugo) convierta a Galicia en un polo de referencia mundial en el sector de las naves no tripuladas, también conocidas como drones. El pasado mes de febrero, el ente autonómico escogió la propuesta conjunta de la multinacional española Indra y de Inaer, filial del grupo británico Babcock, para desarrollar este proyecto, en el que se invertirán, en conjunto, más de 115 millones de euros hasta 2025, procedentes de fondos públicos y privados. Será el primero polo tecnológico e industrial de este sector en España. El 13 de mayo se presentó el acuerdo entre la Xunta y las empresas encargadas de desarrollar las instalaciones. Participaron en el acto el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, el presidente de Indra, Fernando Abril-Martorell y el gerente de Inaer, Enrique Nogueroles, entre otros representantes de las instituciones y del sector aeronáutico. Está previsto que a partir de este mismo mes se comiencen a firmar los acuerdos con las subcontratas y, a partir de julio, comiencen a llegar a Rozas las empresas especializadas en cada una de las fases del proyecto. También durante el verano comenzará la construcción del hangar y se pondrán en marcha los vuelos de prueba.

Manuel Varela, director da Axencia Galega de Innovación, cre que Galicia vai tomar "unha posición de vantaxe" no sector dos drones
Manuel Varela, director de GAIN.

«Es un proyecto estratégico; probablemente, el más importante que se hizo en Lugo en las últimas décadas. Sin duda, es el más importante hecho por la Xunta en la provincia», afirmó en el mes de febrero Núñez Feijoo, cuando dio a conocer el nombre de las empresas que gestionarán el complejo.

En los mismos términos se expresa, en conversación con GCiencia, Manuel Varela Rey, director de la Axencia Galega de Innovación (GAIN), dependiente de la Consellería de Economía, Empleo e Industria: «Es una apuesta a medio plazo para que Galicia coja una posición de ventaja en un sector que tiene muy buenas perspectivas de futuro», explica. Varela cuenta que el aeródromo de Rozas será el eje de este proyecto por varias razones, ya que «está situado en una zona con poca densidad de tráfico aéreo y de población, con una salida al mar relativamente próxima y en una zona libre de obstáculos que permiten hacer pruebas de vuelo sin dificultad. En Europa sólo hay tres o cuatro aeródromos con estas características, con la desventaja de que se encuentran en zonas próximas al Polo Norte, donde las condiciones climáticas son mucho más adversas». Además, en Rozas también trabaja desde hace años el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), donde cuenta con un centro de ensayo con aviones no tripulados, por lo que ya hay experiencia previa en este campo.

La puesta en marcha del parque permitirá el desembarco de numerosas empresas en la provincia de Lugo. Desde la Xunta, calculan que el proyecto puede generar unos 600 empleos. El primer paso es la construcción del Centro de Investigación Aerotransportada (CIAR), que transformará las instalaciones del aeródromo. El grado de ejecución de las obras, en las que está previsto invertir 10 millones de euros, es ya cercano al 50%. Alrededor del CIAR crecerá todo el complejo, que incluirá, segundo indica la Consellería de Economía, Empleo e Industria, una fábrica de drones, un centro tecnológico, una oficina de diseño y certificación, una unidad de instrucción y formación de pilotos y otra de sensores, un centro de control de tráfico aéreo, un nuevo hangar y una incubadora de empresas.

Ya hay firmados 33 acuerdos con empresas e investigadores gallegos

En el marco de este complejo, numerosas empresas gallegas tendrán acceso a nuevos contratos. Esta fue, segundo afirma Manuel Varela, una de las razones que inclinó la balanza para escoger la propuesta de Indra e Inaer frente a ofertas de gigantes mundiales cómo Airbus o Boeing, porque «la oferta ya incluía 33 acuerdos con empresas y equipos de investigación gallegos por valor de 40 millones de euros, así como el compromiso de contratar a empresas gallegas el proceso de fabricación de los aviones no tripulados». Habrá socios del clúster del naval (Aclunaga) y firmas como Sivsa, R-Cinfo, Sotwcare, Cablerías Auto, Coremain, Centum, Pildolab, Soldatec, Delta Vigo, Aeromedia, Ingeniería Insitu, Marine Instruments, Sixtema y Televés. Del mismo modo, seis compañías trasladarán sus sedes sociales a Galicia: Acubens, Tecnam Aviation, S4A Solutions fuere Aviation y tres filiales de Indra.

Acuerdos con universidades y centros de conocimiento

También que hay añadir la aportación de los centros de conocimiento de las universidades de Santiago, Vigo y A Coruña, que acumulan una dilatada experiencia en el sector. Se sumarán las entidades Aimen, Lourizán, Cesga, Itmati, Gradiant, Citic, CTAG, Cetmar, CIAR e ITG. «No buscamos sólo un impacto económico directo -afirma Manuel Varela- queremos que se genere conocimiento en Galicia y que las empresas y los investigadores gallegos puedan trabajar en un proyecto pionero». El acuerdo también incluye la cesión de las patentes a la Xunta de Galicia para que pueda aplicar la tecnología desarrollada en Rozas a los usos civiles que sean de su competencia, tal y como recomienda la Unión Europea. «Desde la UE proponen que todo el desarrollo que hagan Indra e Inaer pueda aportarse a Galicia de manera gratuita», comenta el director de la GAIN.  Y el compromiso de que las dos multinacionales permanecerán en Rozas por lo menos hasta el año 2026 abre una ventana de oportunidad en cuanto a la comercialización. Si el sector progresa adecuadamente, el tejido empresarial e investigador de Galicia se beneficiará directamente de él.

Los drones se utilizarán para emergencias y gestión del territorio y de los recursos terrestres y acuáticos

Los trabajos de I+D+i que se llevarán a cabo en Rozas se centrarán en las aplicaciones de utilidad de los aviones no tripulados en el ámbito civil y en la mejora de los servicios públicos. Para esto, la Xunta desarrolló la Civil UAVs Initiative, que establece cuatro ámbitos de aprovechamiento de los sistemas aéreos no tripulados (UAVs, en sus siglas en inglés). Este trabajo se centrará en la utilización de drones para la prevención de incendios y el control de los recursos forestales y agroganaderos, gestión de recursos acuáticos (control de vertidos y del furtivismo, por ejemplo), gestión del territorio, del patrimonio cultural y del turismo (revisiones catastrales, cartografía, conservación y localización de monumentos, elaboración de vídeos y visitas virtuales, etc.) y gestión de emergencias (rescates, traslados de equipos, valoración de daños o prevención de delitos).

O avión tripulado Targus, fabricado por Indra, vai ser transformado dron no parque de Rozas
El avión tripulado Targus, fabricado por Indra, será transformado en dron en el parque de Rozas

Para atender estas demandas, se fabricarán y se distribuirán desde Rozas el helicóptero Lumes, desenvuelto por Inaer, de unos 150 kilos de peso y una capacidad de carga de 35 kilos, y el avión de ala fija Targus, que realizará Indra, con un peso de 1.230 kilos y con una carga máxima de 380 kilos. La mayores, pero ya sin compromiso previo de distribución, Indra también desarrollará una lancha no tripulada que incorpora un robot submarino con capacidad para recoger muestras.

Con el proyecto ya en marcha, queda por ver cómo evolucionará la apuesta por Rozas. El director de la GAIN cree que hay dos factores principales de los que dependerá el éxito de la iniciativa. «En primer lugar, depende de cómo evolucione el sector de los aviones no tripulados; hay muy buenas perspectivas, pero deben confirmarse. Y, en segundo lugar, depende de que todos los implicados en este proyecto acertemo en los pasos a seguir, y estamos en el buen camino». Ante esto, Varela cree que cualquier gobierno que esté al frente de la Xunta debe respaldar la iniciativa. «Es un proyecto bueno para Galicia y pienso que cualquier gobierno gallego, sea del color político que sea, debe apostar por él», concluye.

El secreto de la camelia está en las Rías Baixas

La camelia es la flor de las Rías Baixas. Este arbusto de origen asiático llegó a Europa hace cuatro siglos. Hoy, en la Estación Fitopatológica de Areeiro, centro conjunto del CSIC y de la Diputación de Pontevedra, analizan su ADN, identifican las diferentes especies, señalan sus propiedades medicinales e incluso su aprovechamiento para hacer té o el sofisticado y novedoso aceite de camelia…

Antonio de Ron: “No tenemos una industria que demande las semillas gallegas”

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Plantar legumbres enriquece la tierra con hidrógeno, tiene menos coste que otras produciones y no contamina ni el suelo ni el aire. Con esta premisa, la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura -FAO por sus siglas en inglés- designó el 2016 como su año, el año de la proteína vegetal. “Las prioridades este año son extender su consumo a algunos países y continuar con su mejora genética”, explica el investigador del CSIC Antonio de Ron, que desde la Misión Biológica de Galicia se ocupa de la conservación y mejora genética del maíz, la vid, la judía, el guisante y las brásicas, que abarcan cultivos tan tradicionales en Galicia como la berza, la col o el repollo.

Antonio de Ron.
Antonio de Ron.

Es la alianza de las leguminosas con las bacterias del suelo llamadas rizobios la que permite fijar en el suelo el nitrógeno del aire y enriquecer los suelos. “Esto permite después cultivar otras cosas, como los cereales” sin agotar la tierra. Una simbiosis que se da en nódulos de las raíces de las leguminosas y que está abriendo muchas líneas de investigación al respeto. Las principales pesquisas, sin embargo, se centran en la mejora genética con un objetivo claro: aumentar la producción. Algo, indica De Ron, «relativamente asequible». Se trata de adaptar las legumbres a nuevas condiciones climáticas y de terreno o mejorar la tolerancia las plagas. En definitiva, «producir una resistencia duradera para evitar tener que recurrir a pesticidas que contaminen el suelo y los cursos de agua» y implementar las cualidades del producto como que la piel sea más fina o tenga una mejor textura. «Ahora se está trabajando en aumentar la presencia de algunos compuestos que mejoran la salud, como antioxidantes o de otro tipo, que previenen enfermedades cardíacas», puntualiza el investigador del CSIC, que acaba de publicar el manual Grain Legumes (Leguminosas de Grano) con la editorial estadounidense Springer, un libro que recoge la situación de la mejora genética de los ocho cultivos básicos de leguminosas de grano en todo el mundo.

Antonio de Ron, del CSIC en Pontevedra, ha publicado el manual ‘Grain Legumes’ 

En un pazo de Pontevedra, sede de la Misión Biológica de Galicia, el trabajo discurre por otros caminos. «Creamos un banco de semillas, hacemos estudios básicos de las legumbres que migraron desde América y cómo evolucionaron, los cambios genéticos que experimentaron en Europa para adaptarse a las diferentes condiciones y también algunos estudios sobre el valor nutritivo y culinario de variedades protegidas, como el haba de Lourenzá», indica De Ron. En Galicia, el cultivo de legumbres se restringe prácticamente al haba y al guisante y las variedades de semillas «son enormes debido al minifundio y a que no hay apenas producción comercial». «Cada agricultor tiene su semilla que es heredera de aquellas que vinieron con Colón, no hay compra comercial de semillas», explica. De Ron comenzó a recorrer en el año 1987 el noroeste de la Península Ibérica, desde Asturias al Norte de Portugal, recolectando simientes que se conservan en la Misión Biológica formando una base viva de algunos cultivos que alimentaron a generaciones y generaciones de gallegos.

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Pero de toda esa riqueza sólo se saca un beneficio a pequeña escala. «Periódicamente vienen a nosotros pequeños productores que nos conocieron a través de otra persona y que quieren semilla para plantar en la casa. No hay una industria que se dedique a comercializar», explica. Pero, ¿hay algún tesoro en el banco de semillas? «Las minilegumbres como el guisante lágrima, que salió de aquí para utilizarse en alta restauración y al inicio de su cultivo se vendía a 300 euros el kilo«. Ahora trabajan en una judía tostada que tiene su origen nos Andes. «A esa altura cocer era casi imposible, así que alguien descubrió que esta variedad de judía podía tostarse, como el cacahuete, pero sin piel y sin grasa». Este aperitivo sano tiene que superar aún la dificultad de la preparación a escala comercial, ya que necesita de una maquinaria especial que es cara de producir. También se esconde en la Misión Biológica alguna legumbre que, más allá de su valor como cultivo, es «muy valiosa por su material genético». «Nos las piden para investigaciones, pero no hay industria que las demande», remarca.

Entre los tesoros de la Misión Biológica está el guisante lágrima, una minilegumbre

El profesor de investigaciones del CSIC recuerda que las legumbres son una parte muy importante de la llamada dieta atlántica y que hay que potenciar su ingesta. De Ron explica que el consumo de legumbres está muy extendido en algunos países «en los que el consumo de proteína no es muy diverso» como puede darse en Sudamérica, donde el frijol es básico en la alimentación. En Europa, sin embargo, el ingesta de proteínas vegetales pierde espacio ante otras de origen animal «gracias al abaratamiento del precio del pescado y de la carne», indica. Esta tendencia se invierte en los Estados Unidos donde hay un aumento de consumo de legumbres que De Ron achaca a una «mayor presencia de la comunidad hispana pero también a los beneficios que para la salud ya que el consumo de legumbres, por ejemplo, evita la obesidad». En España, las legumbres que se consumen son casi todas importadas. «En los últimos 30 años bajó dramáticamente el cultivo de legumbres, dejando aparte las indicaciones geográficas y las producciones de autoconsumo, porque no es rentable. Una empresa argentina, que tenga grandes extensiones de tierras en el norte del país, puede vender aquí las judías verdes a menos de 1 euro el kilo», lamenta De Ron. Por parte de la Misión Biológica de Galicia, la promoción de las legumbres ya está en marcha con degustaciones en ferias escolares y actos públicos. Es que, incide De Ron, «un plato de habas a la jardinera no tiene ninguna grasa».