La Xunta pretende que el Parque Tecnológico de Rozas, situado en el municipio de Castro de Rei (Lugo) convierta a Galicia en un polo de referencia mundial en el sector de las naves no tripuladas, también conocidas como drones. El pasado mes de febrero, el ente autonómico escogió la propuesta conjunta de la multinacional española Indra y de Inaer, filial del grupo británico Babcock, para desarrollar este proyecto, en el que se invertirán, en conjunto, más de 115 millones de euros hasta 2025, procedentes de fondos públicos y privados. Será el primero polo tecnológico e industrial de este sector en España. El 13 de mayo se presentó el acuerdo entre la Xunta y las empresas encargadas de desarrollar las instalaciones. Participaron en el acto el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, el presidente de Indra, Fernando Abril-Martorell y el gerente de Inaer, Enrique Nogueroles, entre otros representantes de las instituciones y del sector aeronáutico. Está previsto que a partir de este mismo mes se comiencen a firmar los acuerdos con las subcontratas y, a partir de julio, comiencen a llegar a Rozas las empresas especializadas en cada una de las fases del proyecto. También durante el verano comenzará la construcción del hangar y se pondrán en marcha los vuelos de prueba.
«Es un proyecto estratégico; probablemente, el más importante que se hizo en Lugo en las últimas décadas. Sin duda, es el más importante hecho por la Xunta en la provincia», afirmó en el mes de febrero Núñez Feijoo, cuando dio a conocer el nombre de las empresas que gestionarán el complejo.
En los mismos términos se expresa, en conversación con GCiencia, Manuel Varela Rey, director de la Axencia Galega de Innovación (GAIN), dependiente de la Consellería de Economía, Empleo e Industria: «Es una apuesta a medio plazo para que Galicia coja una posición de ventaja en un sector que tiene muy buenas perspectivas de futuro», explica. Varela cuenta que el aeródromo de Rozas será el eje de este proyecto por varias razones, ya que «está situado en una zona con poca densidad de tráfico aéreo y de población, con una salida al mar relativamente próxima y en una zona libre de obstáculos que permiten hacer pruebas de vuelo sin dificultad. En Europa sólo hay tres o cuatro aeródromos con estas características, con la desventaja de que se encuentran en zonas próximas al Polo Norte, donde las condiciones climáticas son mucho más adversas». Además, en Rozas también trabaja desde hace años el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), donde cuenta con un centro de ensayo con aviones no tripulados, por lo que ya hay experiencia previa en este campo.
La puesta en marcha del parque permitirá el desembarco de numerosas empresas en la provincia de Lugo. Desde la Xunta, calculan que el proyecto puede generar unos 600 empleos. El primer paso es la construcción del Centro de Investigación Aerotransportada (CIAR), que transformará las instalaciones del aeródromo. El grado de ejecución de las obras, en las que está previsto invertir 10 millones de euros, es ya cercano al 50%. Alrededor del CIAR crecerá todo el complejo, que incluirá, segundo indica la Consellería de Economía, Empleo e Industria, una fábrica de drones, un centro tecnológico, una oficina de diseño y certificación, una unidad de instrucción y formación de pilotos y otra de sensores, un centro de control de tráfico aéreo, un nuevo hangar y una incubadora de empresas.
Ya hay firmados 33 acuerdos con empresas e investigadores gallegos
En el marco de este complejo, numerosas empresas gallegas tendrán acceso a nuevos contratos. Esta fue, segundo afirma Manuel Varela, una de las razones que inclinó la balanza para escoger la propuesta de Indra e Inaer frente a ofertas de gigantes mundiales cómo Airbus o Boeing, porque «la oferta ya incluía 33 acuerdos con empresas y equipos de investigación gallegos por valor de 40 millones de euros, así como el compromiso de contratar a empresas gallegas el proceso de fabricación de los aviones no tripulados». Habrá socios del clúster del naval (Aclunaga) y firmas como Sivsa, R-Cinfo, Sotwcare, Cablerías Auto, Coremain, Centum, Pildolab, Soldatec, Delta Vigo, Aeromedia, Ingeniería Insitu, Marine Instruments, Sixtema y Televés. Del mismo modo, seis compañías trasladarán sus sedes sociales a Galicia: Acubens, Tecnam Aviation, S4A Solutions fuere Aviation y tres filiales de Indra.
Acuerdos con universidades y centros de conocimiento
También que hay añadir la aportación de los centros de conocimiento de las universidades de Santiago, Vigo y A Coruña, que acumulan una dilatada experiencia en el sector. Se sumarán las entidades Aimen, Lourizán, Cesga, Itmati, Gradiant, Citic, CTAG, Cetmar, CIAR e ITG. «No buscamos sólo un impacto económico directo -afirma Manuel Varela- queremos que se genere conocimiento en Galicia y que las empresas y los investigadores gallegos puedan trabajar en un proyecto pionero». El acuerdo también incluye la cesión de las patentes a la Xunta de Galicia para que pueda aplicar la tecnología desarrollada en Rozas a los usos civiles que sean de su competencia, tal y como recomienda la Unión Europea. «Desde la UE proponen que todo el desarrollo que hagan Indra e Inaer pueda aportarse a Galicia de manera gratuita», comenta el director de la GAIN. Y el compromiso de que las dos multinacionales permanecerán en Rozas por lo menos hasta el año 2026 abre una ventana de oportunidad en cuanto a la comercialización. Si el sector progresa adecuadamente, el tejido empresarial e investigador de Galicia se beneficiará directamente de él.
Los drones se utilizarán para emergencias y gestión del territorio y de los recursos terrestres y acuáticos
Los trabajos de I+D+i que se llevarán a cabo en Rozas se centrarán en las aplicaciones de utilidad de los aviones no tripulados en el ámbito civil y en la mejora de los servicios públicos. Para esto, la Xunta desarrolló la Civil UAVs Initiative, que establece cuatro ámbitos de aprovechamiento de los sistemas aéreos no tripulados (UAVs, en sus siglas en inglés). Este trabajo se centrará en la utilización de drones para la prevención de incendios y el control de los recursos forestales y agroganaderos, gestión de recursos acuáticos (control de vertidos y del furtivismo, por ejemplo), gestión del territorio, del patrimonio cultural y del turismo (revisiones catastrales, cartografía, conservación y localización de monumentos, elaboración de vídeos y visitas virtuales, etc.) y gestión de emergencias (rescates, traslados de equipos, valoración de daños o prevención de delitos).
Para atender estas demandas, se fabricarán y se distribuirán desde Rozas el helicóptero Lumes, desenvuelto por Inaer, de unos 150 kilos de peso y una capacidad de carga de 35 kilos, y el avión de ala fija Targus, que realizará Indra, con un peso de 1.230 kilos y con una carga máxima de 380 kilos. La mayores, pero ya sin compromiso previo de distribución, Indra también desarrollará una lancha no tripulada que incorpora un robot submarino con capacidad para recoger muestras.
Con el proyecto ya en marcha, queda por ver cómo evolucionará la apuesta por Rozas. El director de la GAIN cree que hay dos factores principales de los que dependerá el éxito de la iniciativa. «En primer lugar, depende de cómo evolucione el sector de los aviones no tripulados; hay muy buenas perspectivas, pero deben confirmarse. Y, en segundo lugar, depende de que todos los implicados en este proyecto acertemo en los pasos a seguir, y estamos en el buen camino». Ante esto, Varela cree que cualquier gobierno que esté al frente de la Xunta debe respaldar la iniciativa. «Es un proyecto bueno para Galicia y pienso que cualquier gobierno gallego, sea del color político que sea, debe apostar por él», concluye.