Se llama María Fontán, es de Cambados y tiene 32 años. Comenzó en el marisqueo a pie hace nueve años porque no tenía trabajo y decidió sumarse a su hermana. Comparte imágenes en sus redes trabajando en el mar y publicó hace unos días un vídeo que se hizo viral: ella faenando junto con otras compañeras una mañana de viento y lluvia intensa. En su opinión esta grabación impactó tanto en los internautas por el desconocimiento alrededor del oficio de mariscar.
“No fue solo el lunes, salimos a trabajar muchos días así”, cuenta. “La gente dice que somos valientes pero es nuestro pan. Estas situaciones son habituales sobre todo en invierno”. Ese día logró conseguir la cantidad de marisco que precisaba para “ganar el día”, como ella dice. En estos ratos se siente “impresionada” por la cantidad de llamadas y el apoyo que está recibiendo. Sus seguidores no dejan de subir, ya alcanzó 4.400 en Instagram: “Quién le iba a decir a la María de 23 años, empezando su vida como mariscadora, que nueve años después y a causa de un vídeo viral, iba a salir en cuanto medio de comunicación hay. Llevo desde el lunes viviendo en una nube”.
Uno de los grandes problemas que sufre el marisqueo es la falta de un relevo generacional. María cree que iniciativas como la suya pueden influir en que gente nueva se sume al mar. “No hay mucha juventud que quiera entrar a trabajar, nadie sueña con ser mariscadora“. Lo que más disfruta de la profesión es la libertad que le ofrece, no tener jefe y la gratificación del esfuerzo tras coger el marisco que necesita para la jornada. “Es un orgullo”, comenta. Además, es algo que no cambia por nada. Dice que su oficina es la “más bonita de todas”.

Mariscadora 2.0 es su nombre en las redes sociales y publica contenido de todo tipo: “Me gusta que la gente vea cómo es realmente trabajar en el mar”, comenta. Divulga, por ejemplo, los diferentes tipos de almeja o una jornada de vigilancia para evitar el furtivismo en la ría. María pertenece a Mulleres Saladas, una asociación gallega de mujeres en el sector pesquero. Son ellas las que encabezan uno de los sectores estratégicos para la economía gallega. “Las mujeres del mar tenemos voz, mucho que aportar y queremos ser escuchadas”, publicaron en un chío.