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Científicos gallegos avanzan en un fármaco para reducir la lesión cerebral causada por el ictus

El objetivo es disminuir el deterioro funcional, como las dificultades de movimiento, para mejorar la calidad de vida de los pacientes

“Lo que más importa en el ictus es el tiempo. El tejido cerebral se deteriora muy rápido y cuando está lesionado, poco más se puede hacer”, asevera Francisco Campos, coordinador del grupo Ictus Traslacional (TREAT) del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS). El científico indica que las tasas de mortalidad están disminuyendo gracias a los avances en las terapias recanalizadoras. Por el contrario, la morbilidad aumenta. Es decir, muchos pacientes quedan con secuelas y tienen un importante deterioro funcional. Con el objetivo de mejorar su calidad de vida, el grupo TREAT lleva años trabajando en un fármaco capaz de reducir la lesión cerebral causada por el ictus. Sus resultados en animales realizados por la investigadora María Pérez demostraron que se trata de un medicamento eficaz y seguro.

Este avance es especialmente significativo para Galicia, un territorio con altas tasas de envejecimiento, uno de los principales factores para sufrir un ictus, junto a la hipertensión, la obesidad y, en general, un riesgo incrementado en muchos casos por hábitos de vida poco saludables como el consumo de tabaco y la vida sedentaria.

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Según la estimación del Sergas, en Galicia se registran 7.000 casos al año. Aproximadamente el 60% de los pacientes de ictus, según aproxima Campos, no se pueden beneficiar de ningún tipo de opción terapéutica que evite la prgresión del daño cerebral, más allá de los cuidados proporcionados en las unidades de ictus. Lo que en Galicia se traduciría en 4.200 personas. “El principal objetivo es que la persona no muera. Pero otro de los aspectos en los que tenemos que centrarnos es en reducir las secuelas. Por ejemplo, esa pérdida de autonomía, la incapacidad para moverse o hacerlo parcialmente, y la carga asistencial y familiar que supone”, matiza el coordinador del grupo.

Más de una década de investigación

Precisamente con este objetivo acaban de publicar un estudio en la revista iScience que avanza en una investigación que llevan desarrollando desde 2014: un fármaco que reduzca el volumen del infarto y que mejore el pronóstico funcional del paciente. Dos metas que ya consiguieron en ensayos hechos en ratones y simios. “Siempre que administramos el tratamiento, los animales muestran una mejora funcional y una reducción de la lesión cerebral”, indica María Pérez, primera autora del estudio junto a su compañero Antonio Dopico. En humanos, esto se trasladaría a que el paciente se pueda mover, vestir o cepillar los dientes. Es decir, que adquiera una mayor independencia gracias a la administración de un fármaco que se está gestando en Santiago y que, de momento, es experimental.

Campos detalla que el desarrollo de un fármaco basado en una proteína es un proceso “muy complicado”. Primero, dicha proteína tiene que ser compatible con el uso humano. La segunda limitación no tiene que ver con lo científico, sino con lo logístico. El alto coste económico requiere de la implicación de una farmacéutica que esté dispuesta a correr el riesgo. Campos anuncia que hay una empresa interesada y que si todo va según lo previsto, situándose en el mejor escenario posible, en tres años podrían comenzar los ensayos en humanos. Las dos primeras fases estarían encaminadas a demostrar su seguridad en las personas y la tercera serviría para validar su eficacia. “Confiamos en que se continúe apostando por este producto y por esta tecnología. Es un proceso lento, pero es la forma de garantizar que el fármaco es seguro”, añade Campos.

El papel del glutamato

El estudio recientemente publicado en iScience es una parte del tramo de toda la investigación que el grupo TREAT lleva desarrollando a lo largo de casi 11 años. “Estamos en un estado bastante avanzado en el que demostramos que la enzima con la que trabajamos es potencialmente utilizable en humanos”, indica el coordinador del grupo. Segundo matiza Pérez, esta enzima es una de los principales que metaboliza el glutamato. Es decir, un aminoácido esencial que es fundamental para que la célula funcione correctamente pero que durante un ictus se libera de forma masiva y puede ser tóxico.

Diferentes versiones de una misma enzima

Desde 2014 trabajaron con diferentes versiones de esta enzima. En el trabajo publicado en iScience, por ejemplo, se necesita administrar el fármaco varias veces para que surta efecto. Sin embargo, ahora ya están trabajando con nuevos planteamientos que permitirían aplicarlo en una única dosis. “Un paciente de ictus está en una situación de emergencia. Esto tendría mucha más utilidad”, indica Campos.

Según el trabajo publicado, la administración intravenosa del fármaco dentro de las primeras ocho horas posteriores al inicio del ictus reduciría significativamente la lesión grave (en un 30%) y la leve (en un 48%). Con todo, Pérez matiza lo siguiente: “Cuando hay un retardo en la administración del fármaco vemos que ya no es tan efectivo”. El objetivo sería, por tanto, aplicar el tratamiento lo antes posible porque el daño en el tejido neuronal no se puede revertir, pero sí frenar.

Otro punto que destaca la primera autora del estudio es que el fármaco que están diseñando es compatible con la rtPA, la terapia farmacológica recanalizadora que se utiliza para eliminar el trombo. Esto es especialmente significativo porque es el tratamiento que los médicos le van a poner al paciente en un primer momento. No obstante, señala Pérez, neuroprotectores diseñados por otros grupos de investigación y con eficacia prometedora no eran compatibles con la administración de rtPA, ya que el nuevo fármaco dejaba de ser efectivo, lo que limitó su uso y desarrollo. En el caso del fármaco gallego, no es así. Un aspecto esperanzador.

Pocas alternativas terapéuticas

La otra opción que tienen los pacientes de ictus es la retirada mecánica del trombo mediante catéter, más allá del rtPA. Pero eso demuestra que las alternativas son pocas para una enfermedad tan prevalente. El objetivo del grupo del IDIS es dar un paso más allá y poner el foco en los pacientes que ya pasaron la dolencia pero que quedaron con secuelas. “No van a recuperar su calidad de vida al 100% pero lo que pretendemos es que, se están en la cama, puedan moverse o tener cierta independencia. Aumentar la calidad de vida”, matiza Campos. El trabajo firmado por el grupo TREAT es un paso más allá, una mirada esperanzadora —aunque experimental— hacia una vida más autónoma de los pacientes de ictus.


Referencia: Preclinical validation of human recombinant glutamate-oxaloacetate transaminase fuere the treatment of acute ischemic stroke (Publicado en iScience)

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