La camelia, de pazo en jardín y de flor en flor

Galicia atesora un atractivo mundial con este arbusto y su icónica flor, por la que recibe visitantes internacionales

Camelia de la variedad Inspiration.

Cualquiera que visite Galicia entre diciembre y abril podría pensar que la camelia es una especie autóctona, pues a poco que se fije verá estas coloridas flores por todas partes. No hay calle, parque o jardín que no sea adornado por alguno de estos arbustos frondosos de hojas verdes y brillantes. De origen oriental, la camelia llegó a Galicia alrededor del siglo XVII, seguramente de la mano de navegantes portugueses a través de las grandes rutas de navegación que conectaban Galicia y Portugal con Oriente. No fue, sin embargo, hasta el siglo XIX cuando comenzó a popularizarse en los jardines gallegos, como así dejan constancia algunos escritos de Manuel Colmeiro o de Emilia Pardo Bazán donde la nombran.

A finales del XIX fue creada la “Escuela Práctica de Agricultura de la provincia de Pontevedra”, situada en A Caeira (Poio), y aunque la duración de la misma fue efímera, sí fue el lugar a partir del que la camelia se difundió por jardines, pazos y casas solariegas de toda Galicia.

Las condiciones del clima y del suelo eran consideradas excelentes para su cultivo y crecimiento, y de eso dan buena cuenta, en número y antigüedad, algunas de las numerosas especies que crecen desde entonces en algunos jardines y pazos gallegos. El pazo de Oca cuenta con un ejemplar de Camellia reticulata considerado una de las plantas de esta especie más antiguas de Europa. Y también en el parque de Castrelos de Vigo, se cree que traído de Portugal alrededor del 1860, crece un ejemplar de Camellia japonica conocido como el Matusalén de las camelias. Cerca de Vigo, en el Castillo de Soutomaior, podemos encontrar también el ejemplar de mayor perímetro de tronco de Galicia, con un diámetro de copa de 15 metros. Cifras de récord para una planta que ya es considerada propia.

El despliegue de camelias por Galicia es sin duda un fenómeno insólito en España, reconocido al otro lado de nuestras fronteras, como así lo constatan las cifras de visitantes internacionales, amantes de esta flor, que vienen a Galicia cada año exclusivamente a observarla en plena floración.

De este fenómeno turístico, que data de unos quince años a esta parte, es impulsora, en parte, Carmen Salinero.

Carmen es Doctora en Biología, presidenta de la Sociedad Española de la Camelia y directora de la Estación Fitopatología de Areeiro (Pontevedra). Es una experta en camelias, a las que lleva estudiando desde hace varias décadas. Estuvimos con ella precisamente en la semana en la que tenía que estar en Goto (Japón) asistiendo al Congreso Internacional de la Camelia, más por culpa de la epidemia de coronavirus el evento quedó cancelado. La camelia en las islas de Goto es un verdadero símbolo cultural.

Pazo de Mariñán. Foto: Turgalicia.

Carmen Salinero explica que la camelia, como especie, es un tesoro para Galicia, que va más allá del uso estético y ornamental de su flor: “Comencé a investigar la camelia en la década de los 80 porque ofrecía muchas posibilidades y, por aquel entonces, aunque todo mundo conocía la camelia, casi nadie la valoraba”.

Para ponernos en contexto sobre sus potencialidades, Carmen explica que la camelia, aunque en Galicia la veamos como un árbol de cierto tamaño, en realidad es un arbusto, es perenne, y tiene un de desarrollo lento. Son las condiciones climáticas y edáficas de esta tierra las que hacen que crezcan especialmente grandes, más que en ninguno otro lugar del mundo, ni siquiera en la China o en el Japón, de donde la especie es originaria.

Salinero resalta que aunque “esta especie está vinculada fundamentalmente a un uso ornamental, ofrece muchísimas posibilidades para el campo gallego, como la producción de té, aceite o madera” .

Lo cierto es que poca gente conoce que el té que habitualmente bebemos se saca de las hojas de una variedad de camelia muy cotizada, a Camellia sinensis. En la Estación Fitopatolóxica de Areeiro elaboran té propio a partir de especies cultivadas en sus jardines, y ofrecen, además, información didáctica sobre cómo elaborarlo en la casa.

A Camelia sinensis, da que se obtén o té.

Otro de los usos de la camelia, probablemente desconocido, es el vinculado a aspectos forestales, pues posee una madera muy resistente a la lumbre. Su plantación está indicada como medida de protección contra incendios cerca de núcleos de población, y presenta potencialidades como material de construcción, precisamente por su carácter ignífugo.

Igualmente desconocida resulta la producción de aceite a partir de sus semillas; está estudiado que tiene propiedades excelentes tanto para uso cosmético cómo alimentario, debido a su elevada cantidad de antioxidantes. En países como JapónChina existe una industria ya consolidada alrededor de todos estos productos.

En Galicia su proyección como producto turístico, al convertirse en la Flor de Galicia, es un hecho indiscutible que atrae cada año a más visitantes internacionales. Comenta Carmen Salinero, que “Galicia fue el primer lugar de Europa en el que a partir de la camelia se organizó una ruta: la Ruta de la Camelia”.

El género Camellia agrupa a más de 250 especies en todo el mundo, aunque las más conocidas en jardinería son: Camellia japonica, Camellia reticulata, Camellia sinensis y Camellia sasanqua. Esta última, de flores olorosas, es muy apreciada en la China para aromatizar el té que se produce a partir de las hojas de la especie C. sinensis.

A variedade Tulip Time.

Mezclando las distintas especies se obtienen nuevas variedades que, según el método empleado para su obtención, son denominados de diferentes maneras: híbridos, variegaciones y sports. Sin embargo, es la Camellia japonica la especie ornamental más popular en Europa y la que dio lugar a la mayoría de las variedades de jardín que conocemos actualmente.

En el mundo están inscritas, aproximadamente, unas 60.000 variedades de camelia. Galicia atesora unas 8.000 distintas, de las cuales 60 fueron obtenidas aquí. Todas ellas pueden visitarse en los pazos, jardines y alamedas que forman parte de la llamada Ruta de la Camelia y que agrupa en la actualidad a doce jardines, cuatro de ellos catalogados por la Sociedad Internacional de la Camelia como Jardines de Excelencia Internacional: el Castillo de Soutomaior y los Pazos de Rubianes, Saleta y Quinteiro de la Cruz.

Resaltar que el Castillo de Soutomaior fue el primero en España, y el séptimo en Europa, en conseguir esta distinción, y que junto al Pazo de Mariñán, en el Ayuntamiento de Bergondo, planean en 2020 convertirse también en Destinos de Turismo Científico certificados por el sello Observer®.

La mejor fecha para visitar estas sorprendentes e insólitas maravillas gallegas es ahora, en pleno invierno, de diciembre a abril, cuando la camelia está en plena flor.

Enlaces:
Estación Fitopatolóxica de la Areeiro
Ruta de la Camelia

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