viernes 19 abril 2024

El retorno de los Irmandiños: Vimianzo asalta el castillo 550 años después

El concello de Vimianzo rememora otro año las Guerras Irmandiñas en la fiesta del Asalto, que tendrá lugar este fin de semana al ritmo de la música folk

La vinculación con el pasado es un hecho que explica el mundo en el que vivimos hoy. En Galicia son numerosas las fiestas que tienen su origen en la época medieval, desde la Festa da Istoria de Ribadavia ata  la Feira Franca de Pontevedra. Un lugar que no escapa de esta tradición es el concello coruñés de Vimianzo, que cada año conmemora alrededor de su castillo la revuelta de los Irmandiños en el siglo XV. La celebración tendrá lugar este fin de semana, el 5 y 6 de julio.

El Asalto al Castillo

En 1467, tras años de conflicto social y político, estallaba el descontento del pueblo gallego contra el abuso de poder de los señores feudales. Para conmemorar las revueltas irmandiñas se celebra, el primer sábado de julio, el Asalto ao Castelo de Vimianzo.

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Desde hace más de dos décadas, miles de personas se congregan en la localidad para escenificar las revueltas y retomar, de manera simbólica, el castillo vimiancés. Se trata de la metáfora de la rebelión contra las injusticias del mundo moderno, trasladando las revueltas al presente mediante determinados personajes y situaciones.

El espectador trasciende su condición para convertirse en protagonista. Los asistentes se convierten en atacantes, con antorchas para alumbrar el camino y arietes para romper la puerta de la fortaleza.

La música folk será la banda sonora de toda esta andanza, de la mano de grupos como Luar na Lubre, Esne Beltza, Mafalda o SkandaloGz, que actuarán el sábado. Pero no solo la música será la escolta de los participantes; tanto pequeños como mayores tienen su hueco, siempre ambientado en el espíritu medieval.

“El Asalto es una fiesta referente y diferente, hecha por el pueblo y en la que nadie se siente extranjero”

La entrada es gratuita, por lo que no es fácil establecer la asistencia de público exacta; sin embargo, la estimación es que acudan entre 6.000 y 7.000 personas. En el propio programa (PDF) de la conmemoración, donde se pueden consultar las distintas actividades, se define el Asalto como “una fiesta referente y diferente, hecha por el pueblo y en la que nadie se siente extranjero.”

La historia del castillo

La historia del castillo es muy larga e interesante: fue construido entre el final del siglo XII y el comienzo del XIII por los Marino de Lobeira, para terminar en las manos de la Diputación de A Coruña desde el año 1973. Pero en este largo camino superó un asalto, una toma simbólica durante la Guerra Civil, un incendio y pasó por muchas manos distintas.

Actualmente, y tras todas estos avatares, la Diputación cedió la gestión al Concello de Vimianzo. El buen estado de conservación de la fortaleza, que tiene su origen en la época medieval, permitió su conversión en un museo de artesanía en vivo.

Las exposiciones artesanales de palilleiras, artesanas del lino, cestería, plata y vidrio, alfarería de Buño, cuero y maquetas de barcos permanecen durante todo el año abiertas al público.

El castillo está abierto de forma gratuita todos los días del año de 10.00h a 14.00h y de 16.00h a 18.30h, excepto los lunes; aunque durante los meses de verano (de 1 de julio a 15 de septiembre), el castillo abre media hora más tarde en las mañanas, y por las tardes cierra a las 20.30 h.

El edificio

La fortaleza está situada en una posición estratégica: en la entrada del pueblo, al lado de la actual carretera comarcal. Esta podría ser una de las causas de las continuas luchas por su posesión, ya que su cercanía a la costa permitían el control de las rutas comerciales marítimas (negocios de la sardina y de la sal) y de los botines de los barcos que sufrían un naufragio.

En una combinación entre los estilos de Foso Cailin y Invernalia, escenarios retratados en las famosas novelas de George R. R. Martin, la fortaleza de Vimianzo está protegida por murallas y un foso, sobre el que se tiende un puente levadizo. De hecho, en la entrada al patio, hay un portalón coronado por el escudo con cabeza de lobo de los Moscoso.

Los muros, de casi dos metros de grosor, contribuyen también la protección del edificio, formado por un total de cuatro torres defensivas rectangulares que esconden un patio de armas. Su planta poligonal irregular se adapta al terreno.

Este enclave se encuentra, en términos generales, en muy buen estado de conservación; aunque las almenas en punta de diamante que algún día rodearon todo el castillo solo se conservan en la Torre del Homenaje y en uno de los muros, todavía existen partes de los siglos XIII, XIV y XV.

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