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Baixa Limia-Xurés: pura vida en la ‘raia’ seca

Hace 2.000 años, a través de este lugar que aún hoy puede parecer remoto y aislado, circulaba una de las rutas que fue clave para la romanización de la Gallaecia: la Via Nova, entre Asturica Augusta (Astorga) y Bracara Augusta (Braga), pasaba por el corazón del que hoy es el Parque Natural Baixa Limia-Serra do Xurés. La huella queda aún después de todo este tiempo.

Se conservan tramos de la carretera romana, sobre todo al lado del río Caldo, cruzando la vía que hoy une la parte gallega de la cordillera con la zona portuguesa del Gêres. También hay huella de Roma en el imponente fuerte de Aquis Querquennis, en Bande, aún hoy a merced del nivel del agua del embalse de As Conchas, alimentado por el río Limia – del que se cree que era el mítico Lethes– y que lo hunde durante parte del año. Y también en las aguas termales del propio Río Caldo, en Lobios, y las que se pueden disfrutar, cuando el embalse lo permite, al lado de Aquis Querquennis.

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Por la Serra do Xurés pasaba la Via Nova romana, que conectaba Braga y Astorga en la época imperial

Precisamente muy cerca de la que fue Via Nova, muchos siglos después se estableció el paso fronterizo entre España y Portugal. Aún se conservan más de 110 miliarios de esta ruta, que se pueden visitar de camino a la Portela del Home, el tradicional paso entre los dos países, y hoy una aduana abandonada debido al espacio Schengen, es también un símbolo de la mucha historia que guardia el Xurés. Estos montes fueron, sin duda, testimonios de episodios más oscuros, como el estraperlo, la huida o la persecución de los que saltaban de parte a parte por causa de las tiranías. Pero en realidad las fronteras en el Xurés, como en otros muchos lugares, son algo borrosas.

Cartel que anunciaba la frontera entre España y Portugal, en Portela do Homem, en la Serra do Xurés. Foto: R. Pan.
Cartel que anunciaba la frontera entre España y Portugal, en Portela do Homem, en la Serra do Xurés. Foto: R. Pan.

La historia de la Baixa Limia-Serra del Xurés impone. Pero no fascina menos su naturaleza, aunque en los últimos daños ha sido seriamente golpeada por grandes incendios forestales. Repartidos en seis concellos (Entrimo, Lobios, Muíños, Bande, Lobeira y Calvos de Randín) se suceden sierras, ‘corgas’ (enormes cascadas de agua que descienden por las montañas), miradores y pequeñas aldeas que salvaguardan la arquitectura popular. Vale la pena también acercarse a las pequeñas poblaciones del lado portugués, como Castro Laboreiro, Pitoes das Júnias o Soajo, con sus espigueiros (hórreos) que parecen brotar de la piedra.

Con un poco de suerte, podremos encontrarnos con algunos de los miles de animales que se mueven por la zona. Aquí habitan, por ejemplo, un 76% de las especies de aves censadas en Galicia (alrededor de 150), más de 40 especies de mamíferos y una amplia gama de anfibios y reptiles, al amparo de los innumerables cursos de agua que caen desde las cumbres hasta los valles surcados por los ríos más caudalosos. Y seguro que también nos encontraremos, en algún prado, con una vaca cachena pastando.

En el Xurés pueden verse el 76% de las especies de aves que hay en Galicia. Fonte: parquesnaturais.xunta. gal.
En el Xurés pueden verse el 76% de las especies de aves que hay en Galicia. Fonte: parquesnaturais.xunta. gal.

Y el Xurés también es geología. El granito que conforma la base del terreno asoma sobre todo en las zonas más escarpadas, con los bolos dibujados por el viento, el agua, la nieve el hielo y el sol a lo largo de los milenios. En algunos lugares, como en la aldea de A Cela, las piedras se funden de forma pasmosa con las propias viviendas. Y también es posible ver cómo el agua del deshielo y los manantiales va surcando despacio las rocas, como en la cautivadora Corga da Fecha, al lado de la Vía Nova, que se precipita al río Caldo después de una caída de varios cientos de metros.

Para conocer todos estos lugares, el Parque Natural cuenta con 11 rutas a pie señalizadas (Camino de las Mámoas, Torrente-Salgueiro, Río Vilameá, Río Mao, Río Campo, Queguas, Padrendo, Mina de las Sombras, Ermita del Xurés, Corga de la Cierra y La Cela- Pitões) para recorrerlo, adaptadas a todo tipo de perfiles, con diversas distancias, dificultades y atractivos.

Las cachenas forman parte del paisaje del Xurés. Foto: parquesnaturais.xunta. gal.
Las cachenas forman parte del paisaje del Xurés. Foto: parquesnaturais.xunta. gal.

Si se escoge la bicicleta para recorrer la zona, existen nueve rutas, también con diferentes grados de dificultad y extensión (Parque Forestal Outeiro da Cela,Travesía del Xurés, Megalítica, Picos de Fontefría, Serra do Pisco, Vía Nova, Circular de Lobios, Minas das Sombras y Alto de Santa Eufemia)

Sin embargo, hace falta tener en cuenta, como en todos los parques naturales, la normativa que hay que respetar para garantizar la conservación de estos espacios. Sólo está permitido estacionar y usar los vehículos en las zonas habilitadas, y siempre a velocidad moderada; y en el caso de ir a pie, no se puede salir de las zonas delimitadas. Del mismo modo, hay que respetar a la fauna y a la flora, por lo que ni se puede arrancar flores ni plantas, ni molestar a los animales.

Puedes consultar toda la información sobre la Baixa Limia-Serra do Xurés en el portal de Parques Naturales de la Xunta de Galicia, en este enlace.

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