Sara Varela González: bióloga desde Brasil hasta Galicia

Con una trayectoria profesional en Europa y América, la investigadora destaca por sus estudios en el contexto de la ecología teórica con un foco claro: por qué las especies están donde están y son como son

Hay quien nace con una vocación absoluta, y hay quien la descubre poco a poco a lo largo de su vida. Este último no fue el caso de la investigadora Sara Varela González, a quién le interesa la biología desde que es capaz de recordar. Cuenta con un amplio expediente laboral fuera de Galicia, y también de España, trabajando en Europa y América. Con todo, en 2020 regresó a la “terriña” con el programa Oportunius, impulsado por la Agencia Gallega de Innovación, con el fin de ofrecer condiciones favorables para atraer y retener talento investigador.

“Me gustaban los animales, las plantas, todo”, remarca sobre su infancia a investigadora de la Universidad de Vigo. Su vocación fue notoria la una temprana edad, recopilando información a través de documentales y haciendo trabajo de campo: “Tenía mi madre cansada de meterle especies muertas en la nevera”. Cuando se dio cuenta de que todas esas inquietudes sobre el mundo formaban parte de la biología, no tuvo duda de la profesión a la que se quería dedicar.

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Con todo, no faltaron las inseguridades en un camino lleno de éxitos que aún no había empezado: “Al principio no lo pensaba porque creía que nunca iba a ser capaz”, confesa. Con todo, tras finalizar la carrera en la universidad en la que ahora trabaja, acudió a una excavación en Madrid donde le ofrecieron un contrato de cuatro años. “Ahí fue donde enganché y tiré para delante”, y este es el punto de partida de su historia.

Un recorrido desde Vigo hasta Brasil

Su trabajo en la capital fue, como dice ella, “un poco casualidad”. Sara Varela pensaba que no iba a ser capaz de trabajar como paleontóloga, pero se presentó la oportunidad. Así, comenzó a vivir entre excavaciones, llegando hasta Georgia, en Dmanisi, el yacimiento donde se encontraron los humanos más antiguos fuera de África. Durante muchos años también estuvo en diferentes lugares de España, como por ejemplo, en Pinilla del Valle (Madrid) o en la Cueva de Maltravieso (Cáceres).

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Aunque fue relevante el trabajo de campo, se dedicó también la otras disciplinas. La investigadora estuvo en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid trabajando en su tesis doctoral, y posteriormente viajó a Toledo como posdoc. Con todo, en esta etapa, una nueva Sara Varela se conoció a sí misma: comenzó a hacer modelos con ordenadores. “Era algo que nunca había hecho, pero me gusta y se me da bien”, asegura, mientras explora esta parte de sus inicios.

Así, llegó a las simulaciones cuando no era tan habituales. Comenzó con un proyecto para simular la distribución de las plantas en peligro en Castilla-La Mancha. Esta labor la llevó también a Praga, con un equipo de ecología teórica para intentar entender los movimientos de los animales con un posible cambio en el clima. También serviría para conocer el pasado: que ocurrió en los máximos glaciares, la extinción de las especies… “Al final, ya no sé ni la que me dedico”, asegura.

Con todo, los límites no quedaron aquí. A nivel internacional, trabajó en América, con Uruguay y Goiânia (Brasil) como destinos. Este último llegó hasta el corazón de la bióloga: “Fue el mejor sitio en lo que estuve a nivel académico, la gente de Brasil sabe muchísimo”. Allí, con un equipo de bioxeografía, trabajaba en un paisaje de tierra roja, hormigueros, vacas y campos, donde formulaban “unas preguntas muy interesantes”.

Una siempre vuelve donde fue feliz

Con una parada en España, concretamente en Alcalá de Henares, realizó otro trabajo como posdoc durante su primer embarazo. Mas su punto de inflexión fue Berlín, donde estuvo siete años entre el Museo de Ciencias Naturales y un equipo de paleontología internacional muy diverso. Allí, en la capital alemana, vivió su segundo embarazo, donde creó su familia y finalizó por llegar el virus de la covid.

“Tenía ganas de volver y el único camino que contemplé fueron los proyectos europeos”, asegura, a través de una reivindicación: “En España no hay forma de trabajar, el oficio de científico no existe”. Así, la forma que tenía para retornar a su hogar era solicitar la bolsa Starting Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC). Gracias a su concesión, Sara Varela llegaba a Vigo en el 2020, y un año después, toda su familia volvió a juntarse a través de una filosofía: “Además de la carrera, hay otras cosas que también hay que gestionar”.

El programa Oportunius fue una de las oportunidades de Sara, establecida como un talento dentro del mundo de la investigación. “Nadie me habló jamás de países ni #comunidad autónomas que tengan un programa tan bueno”, afirma. La raíz de esto, destaca la cantidad de ayudas que ofrece, a través del que reciben un salario, más allá del dinero para sus investigaciones.

Esta es una situación que no se da en otros países, donde el salario va incluido en la cuantía que ofrecen, lo que no da la posibilidad de contratar a nadie. Ahora mismo, su equipo de ecología teórica de la Universidad de Vigo está formado por 10 investigadores: “Una de las mejores cosas que hice en estos años fue a ayudar la mucha gente”, asegura, pues su objetivo es que todos los miembros puedan estabilizarse en el difícil mundo de la investigación.

Ampliando los horizontes de una “pequeña empresa”

Sara Varela es la responsable del grupo de investigación “Ecología y evolución de la vida en la Tierra”, que gira alrededor de la ecología teórica. Hasta ahora, buscaban el que la bióloga ya había hecho nos sus inicios: entender por que las especies están donde están y por que son como son. Esta era una rama poco contemplada por los investigadores, pues “hay más personas que describen como son las especies para saber lo que hay”.

De este modo, hasta la llegada de este equipo, eran muy pocos los que intentaban entender como funciona la vida de la Tierra. Uno de los objetivos principales que establece a largo plazo, a través del registro fósil, es entender por que de pronto aparecen muchas especies, y en otro momento se extinguen otras muchas. Así, otra de las intenciones es predecir el futuro, como por ejemplo, saber que va a pasar con las especies y el clima. “Sé que sola muy ambicioso, pero vamos poco a poco”, asegura.

Con el paso del tiempo, el equipo va creciendo y comienzan a unirse nuevos integrantes de paleontología y arqueología. Así, en los próximos años, esperan resultados más prácticos fruto de la excavación en cuevas y el tipo de animales que habitaba en ellas. “Esto ya es uno con el-working, se une gente muy interesante y estamos ampliando horizontes”, afirma orgullosa Sara Varela.

También tiene hueco la reivindicación: “En la universidad, si no tienes un puesto indefinido, no puedes pedir proyectos”, explica. Sara Varela cataloga esta situación como “desesperante”, pues casi la única que puede pedir proyectos es ella. Así, “queremos que la gente se haga mayor”, pues cada uno tiene sus propias ambiciones. De este modo, Sara autodenomínase como a CEO de una pequeña empresa.

MAPAS Lab: más allá de la apariencia

El proyecto más ambicioso que lleva a cabo el grupo de investigación de Sara Varela es MAPAS Lab, con el objetivo de entender dónde aparece y desaparece la biodiversidad a lo largo del tiempo. Llevan años planteando preguntas que continúan a día de hoy como foco de la investigación: los dinosaurios eran termorreguladores? Publican sobre este aspecto, y sobre otros temas como la especiación y la fragmentación.

Así, hacen referencia a la paleontóloga sudafricana Elisabeth Vrba a través de una de sus hipótesis. No mes de mayo, se publicó el trabajo en Global Change Biology, junto a sus compañeras Sara Gamboa y Sofía Galván. Esta investigación se convierte en un de los mayores logros de la carrera de Sara Varela, pues “fue la primera vez en mi vida en la que me felicitaron compañeros diciéndome que se trataba del paper del año”.

Ahora se encuentran en la recta final del proyecto. Con un año aún por delante, esperan resultados en los próximos meses para poder publicar el más grueso de la investigación. Pero, por que sacar todo al final? Para cumplir con un de los requisitos de Sara como líder del equipo: “Sacar cosas para que la gente no se quede en la calle”.

Con todo, no solo está siendo su proyecto más desafiante, sino uno de los más significativos, pues fue con el que retornó a la Universidad de Vigo en calidad de investigadora. “Yo sigo diciendo las mismas tonterías, pero ahora la gente me escucha”, aclara. Sara Varela describe su experiencia como posdoc con el adjetivo “complicado”, mas ahora trata de hacer la vida más fácil la otra gente.

“Mi mejor trabajo está por llegar”

La carrera de Sara comenzó en solitario, tranquila y con sus propios ritmos. Ahora, trabaja sin cesar con un grupo de personas que dependen de ella. “Antes tenía un día a día más relajado pero con incertidumbre laboral, más triste”, explica, sacando a relucir el feliz que está pesando del agotamento. “Que te respeten, hacer cosas que te gustan y ayudar a la gente? Estoy muy bien”, reflexiona, aunque el estrés no la abandona.

No académico, Sara piensa que las ideas del departamento son buenas y que aún están por llegar nuevas visiones. Cuando le preguntas por su mejor trabajo, ella lo tiene claro: “Aún está por llegar, al mejor en cinco años”. Aún queda mucho tiempo para que demuestren lo válidas que son, con trabajos que publican de a dos años, una rápida carrera en el mundo académico.

Se vuelve la vista al pasado, Sara asegura que trataría de disfrutar más del camino. Ahora, asentada cómo investigadora y bióloga, le cuesta pensar en el que lleva vivido. También es un camino difícil lo que lleva andado, pues “vine la gente muy buena dejar la ciencia por las pocas opciones que hay”, advierte. Su experiencia tuvo dos claves: perseguir el trabajo, fuera donde fuera, y la compañía, pues su marido le pudo acompañar por el mundo adelante. “No mi equipo somos unos privilegiados, yo la primera”, concluye.


Referencia: Vrba was right: Historical climate fragmentation, and not current climate, explains mammal biogeography (Publicado en Global Change Biology)

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