A pesar de que la oferta gastronómica se ha ido adaptando en los últimos años al público vegetariano, hasta la creación de Calabizo había dos sabores que este colectivo añoraba. Edurne Sendra, directora técnica y una de las cofundadoras de la empresa junto a Keila Pousa y Sofía Calvo, comenta que esta última había trabajado durante tiempo como cocinera en restaurantes vegetarianos. A partir del contacto con esta tendencia alimentaria, observó que “los dos sabores que más echaban de menos eran el jamón y el chorizo”, recuerda Edurne.
A raíz de esto, las tres se reunieron para desarrollar su idea. Un producto muy específico, pero con mucho potencial. Pusieron en común sus distintas áreas de conocimiento: restauración (Sofía), ingeniería agrónoma (Edurne), y márketing y turismo (Keila). Más tarde, tras más de un año de trabajo, consiguieron ser finalistas de Vía Galicia, lo que les dio el impulso definitivo para hacer realidad su idea.
«Recuerda a los embutidos de aldea de antaño», afirma Edurne Sendra
En el proceso de elaboración de los Calabizos, I+D y tradición se dan la mano. “La receta es muy similar a la de un chorizo tradicional, pero intercambiamos la carne de cerdo por pulpa de calabaza y la grasa por aceite de oliva virgen extra”, explica Edurne Sendra. El ahumado, el curado y el secado también son similares, aunque varían las condiciones de temperatura, humedad y tiempos. Así, además de la calabaza y el aceite, la receta incorpora pimentón, orégano, cebolla, ajo y sal.
De esta manera, se obtiene un producto que, según Edurne, cumple con las ‘4s’ (saludable, sostenible, sabroso y sin aditivos ni conservantes). Porque el Calabizo, según afirman sus creadoras “regula el colesterol, aporta fibra alimentaria, es rico en vitaminas y antioxidantes, bajo en calorías, la materia prima se obtiene bajo las prescripciones de la agricultura ecológica y con métodos tradicionales” y, además, “recupera el sabor de antes, porque recuerda a los embutidos de aldea de antaño”.

Para acercarse más a los clientes, Calabizo ofrece la variedad vegetariana y vegana. Ambos productos se pueden consumir en crudo o a la plancha. En la variedad vegana, la envoltura es vegetal, en vez de colágeno, por lo que no se recomienda la cocción, que sí es posible en la variedad vegetariana, ya que puede entrar agua en el interior.
La respuesta de los consumidores ha sido excelente. “Ha sobrepasado nuestras previsiones, hasta el punto de que aún no hemos podido atender todos los pedidos”, señala Sendra. Los encargos llegan incluso de otros puntos de Europa, como Reino Unido, Alemania, Francia. Pese a esto, las creadoras mantienen su plan: “De momento no podemos exportar ya que primero queremos poder atender el mercado nacional”. Además, también han llegado los premios. El Clúster Alimentario de Galicia les otorgó el premio al Producto Innovador de 2016.