El castro de A Lanzada es uno de los sitios arqueológicos más importantes de Galicia a pesar de ser también un gran desconocido. Las excavaciones realizadas en 2010 y 2016 han permitido confirmar que A Lanzada fue durante la época romana y sueva un gran centro dedicado al comercio. Lo confirma el hecho de que se hayan encontrado restos de cerámicas procedentes de diversos puntos del Mediterráneo y la existencia de una factoría de salazón, que al menos funcionó entre los siglos III y I a.C.
El castro está situado en la parroquia de Noalla (Sanxenxo) y se asienta sobre la base de una punta que se introduce en el mar, en las inmediaciones de los restos de una fortaleza medieval conocida como la torre de A Lanzada. En el extremo más occidental se levanta la capilla de Nuestra Señora de A Lanzada, que fue construida sobre parte de los restos del castro. En total, la superficie que ocupaba el asentamiento podría elevarse hasta los 9.000 m2 pero tras la última excavación realizada solo se pueden visitar 2.000 m2.
La superficie del asentamiento podría alcanzar los 9.000 m2 pero sólo se pueden visitar 2.000
Algunos expertos se cuestionan incluso la calificación de A Lanzada como castro ya que el asentamiento carecía de la vocación defensiva que lo define. Los restos más antiguos pueden ubicarse en el final de la Edad de Bronce y la huella de los diversos pobladores que pasaron por este asentamiento permite realizar estudios para reconstruir las condiciones de vida de los habitantes de la zona desde el siglo VIII a.C hasta nuestros días. El director de las excavaciones realizadas en 2016, el arqueólogo Rafael Rodríguez, no duda en calificar al castro como “un libro de la historia de Galicia”.
El hecho de que el asentamiento se encuentre pegado al mar hace que las condiciones de suelo arenoso (menos agresivo que la tierra) sean especialmente favorables para la conservación de los restos orgánicos. Las excepcionales condiciones de conservación de los huesos encontrados en 2016 puede permitir en los próximos meses que se realicen nuevos estudios sobre las condiciones de vida en la zona y aportar datos de un asentamiento sobre el que existen todavía numerosas incógnitas.
Lo que parece claro es que el lugar sirvió como un enclave comercial a lo largo de quince siglos (desde el VIII a.C hasta el VII d.C) al que llegaban mercancías procedentes de diversos puntos del Mediterráneo (han aparecido materiales procedentes de Egipto, Libano, Palestina, Turquía o Túnez) y que incluso funcionaba como un centro de distribución hacía otros asentamientos de las Rías Baixas. Entre las construcciones que se aprecian sobre el terreno se encuentran los restos de lo que pudo ser un gran almacen, con gruesos muros de piedra que permitirían aislar perfectamente las mercancías que allí se depositaban.
El análisis de los huesos hallados en la última excavación permitirá conocer mejor el modo de vida de sus pobladores
El hallazgo en las últimas excavaciones de restos humanos de cuatro adultos y trece bebés en A Lanzada ha supuesto un hito después de que la última vez que apareciesen restos humanos en la zona fuese hace 30 años. El análisis de los huesos que se está realizando va a ser muy importante para seguir avanzando en el conocimiento del modo de vida de los pobladores de la zona en las distintas épocas.
La trascendencia de estos últimos hallazgos no hace más que confirmar la importancia de un asentamiento que presenta unas características muy singulares respecto a otros en Galicia. Según comenta la antropóloga Olalla López Costas, una de las responsables del equipo que analiza los restos encontrados en A Lanzada, “en un país como Inglaterra, por ejemplo, no hay duda de que este asentamiento sería considerado un lugar estrella para la ciencia”.
Del Padre Sarmiento a Filgueira Valverde
Aunque la última excavación ha sido la que ha levantado más interés mediático por la aparición de numerosos restos humanos, ya en el siglo XVIII el Padre Sarmiento realizó dibujos de los sepulcros aparecidos en la punta de A Lanzada y aludió a la existencia de un ara romana, de un faro y de la capilla que se erigió en la etapa medieval. Posteriormente, en 1949 las obras de ampliación de la carretera costera de Sanxenxo a O Grove dejan al descubierto diversos restos óseos.
El Museo de Pontevedra decide organizar una campaña de excavaciones que es dirigida por el profesor Xosé Filgueira Valverde y en la que también participó el historiador Francisco Sánchez Cantón. En esta campaña se descubre una casa romana, los primeros indicios de una necrópolis y se excava el estrato medieval. Los restos que se conservan de esta excavación se conservan en el propio Museo de Pontevedra, que también recibirá los restos que se han encontrado en las últimas excavaciones, después de que concluya la fase de análisis.