Descubrir arcos ocultos, visualizar el perfil alomado de la época medieval, localizar un grabado renacentista sobre un arco romano o detectar restauraciones. Estos son algunos de los resultados obtenidos por investigadores de la Universidad de Vigo tras analizar más de 80 puentes romanos y medievales con la ayuda de un georradar, un escáner láser y modelos matemáticos, una tecnología que ayuda a su conservación.
En los últimos años la UNESCO y otras organizaciones preocupadas por la conservación del patrimonio histórico y cultural han destacado la importancia de utilizar métodos no destructivos para documentar las características de los monumentos y evaluar su estado de conservación, informa la agencia SINC.
En esta línea, investigadores del grupo de Geotecnologías Aplicadas de la Universidad de Vigo han utilizado láser y radar para, mediante rayos de luz y ondas, estudiar cerca de 85 puentes antiguos en el noroeste de España. El último, el de Monforte de Lemos, en Lugo, según publican en la revista Journal of Bridge Engineering.
El sistema ha permitido descubrir detalles estructurales y geométricos hasta ahora desconocidos
“En este puente medieval el georradar ha informado de la existencia de dos arcos huecos y ocultos bajo tierra en una de las orillas, además de facilitar datos como el espesor de las piedras del interior”, explica a Sinc la doctora Mercedes Solla, una de las autoras y actualmente profesora en el Centro Universitario de la Defensa (Marín, Pontevedra).
El georradar o radar de subsuelo (GPR, por sus siglas en inglés) está constituido por una antena –que emite y recibe pulsos de corta duración–, una unidad de control y un ordenador. El conjunto se puede montar en una especie de carrito, donde va instalado el sistema, o en un vehículo móvil de inspección para ir tomando los datos sobre la calzada del puente.
“La información de este sistema se complementa con la que ofrece el LiDAR o láser escáner terrestre, cuyo haz barre todo el puente para tomar en unos minutos las coordenadas X, Y, Z de millones de puntos del monumento”, señala Solla. El resultado es una nube de puntos, a partir de la que se pueden obtener planos detallados y modelos en 3D del puente.
De esta forma se han detectado detalles estructurales y geométricos desconocidos, incluso grietas en muchas de las construcciones. En algunos casos, como en el del puente romano de Segura, entre los municipios de Piedras Albas (Cáceres) y Segura (Portugal), esta tecnología también ha servido para detectar los restos de un grabado renacentista en uno de los arcos.
El puente romado de Lugo fue alomado durante la Edad Media, aunque hoy sea recto
En otro puente romano, el de Lugo, los investigadores han identificado las restauraciones que se han efectuado a lo largo del tiempo, diferenciando las zonas en las que se ha empleado granito –donde las ondas del radar se propagan más rápido– de aquellas en las que aparece esquisto, un material con menor conductividad. También se ha detectado que el perfil del puente fue alomado durante la Edad Media, aunque hoy sea recto.
Según Solla, “toda esta información tiene un interés histórico, pero también es útil para que los ingenieros civiles planifiquen las medidas de conservación, mejora y restauración en este tipo de infraestructuras”.
En la actualidad los investigadores trabajan con un vehículo móvil de inspección de puentes que lleva un láser escáner móvil 3D, un georradar, cámaras termográficas y un ‘perfilómetro’ de superficies. La iniciativa se enmarca dentro de un proyecto europeo de aplicación de tecnologías para la gestión e inspección de infraestructuras (SITEGI).
Mediante el georradar y la tecnología láser los investigadores de la Universidad de Vigo han detectado tareas de reconstrucción de arcos en los puentes Lubiáns y Bibei así como tareas de restauración de la calzada de los puentes de Monforte, Cabalar, Bibei y Areas.
Además, el equipo ha ofrecido información de interés arqueológico, como la presencia de arcos ocultos en los puentes de San Antón, Monforte y Carmen de Abajo, o antiguos perfiles de la estructura en los de Lugo, Madalena y Traba.
También se han obtenido datos estructurales sobre el refuerzo del puente de San Antón, el espesor de las dovelas en los de Freixo y Bibei, así como información sobre la cimentación en los de Cernadela, Areas y San Clodio. En el de de Traba se ha detectado una posible cavidad en uno sus pilares.
La existencia de materiales modernos utilizados en las calzadas también se ha documentado, como el hormigón armado de los puentes de Carracedo y Loña, o el suelo-cemento que se empló en el de A Cigarrosa y Ourense. Incluso ha sido posible detectar áreas de afección de humedad en el puente Lubiáns.
Para cuándo un estudio del Puente de los puentes romanos: El “Puente romano de Alcántara”.