A lo largo de la historia, el cerebro humano se ha ido adaptando a los impulsos externos generados por las tecnologías intelectuales. Sin embargo, en un futuro no muy lejano, el cerebro podría transfigurarse en un órgano tecnológico e integrarse en el catálogo de las tecnologías intelectuales, conectándonos en red mediante la implantación de nanochips.
Utilizamos cookies para asegurar que damos a mellor experiencia ao usuario no noso sitio web. Se continúa utilizando este sitio asumiremos que está de acordo.Estou de acordoNonPolítica de Privacidade