jueves 28 marzo 2024

Experiencia e innovación para fortalecer el liderazgo de la acuicultura gallega

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La biotecnología aplicada a la acuicultura está destinada a ser un campo clave en el desarrollo de un sector estratégico para Galicia. Tanto es así, que la Estrategia de Especialización Inteligente RIS3 para Galicia —diseñada por la Agencia Gallega de Innovación (GAIN) para orientar las políticas de innovación durante el periodo 2014-2020, con un presupuesto de 1.600 millones de euros— otorga prioridad a la modernización de la acuicultura con el objetivo de generar nuevos productos y servicios a través de la aplicación de la biotecnología. No en vano, Galicia lidera la producción acuícola española, con casi el 90% del total estatal, según datos del informe 2014 de la Asociación Nacional de Acuicultura Nacional (Esacua) y el Observatorio Español de Acuicultura.

Experiencia e innovación han sido y serán claves para el progreso de este sector. Dos valores que encarnan, por un lado, el Grupo de Acuicultura y Biotecnología de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), con cuatro décadas de experiencia, y por otro, la empresa de base tecnológica QualDIMUS, enraizada en el Departamento de Ecología y Biología Animal de la Universidad de Vigo y recién llegada al sector. Son la veteranía y la novedad de la biotecnología aplicada a la acuicultura en Galicia, un área multidisciplinar que, apunta Ana María Otero Casal, de la USC, «es muy cara y necesita una gran inversión de dinero» para su desarrollo.

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Cuatro décadas de experiencia en la USC

Grupo de Acuicultura y Biotecnología de la Universidad de Santiago de Compostela
Grupo de Acuicultura y Biotecnología de la Universidad de Santiago de Compostela.

Fue hace cuatro décadas cuando nació el grupo de investigación de Acuicultura y Biotecnología del Departamento de Microbiología y Parasitología de la USC, fundado por el profesor Jaime Fábregas. Con él comenzaba en España la investigación en biotecnología de microalgas, convirtiéndose con el paso de los años en uno de los equipos más destacados en el mundo en el estudio de las aplicaciones de las microalgas, tanto marinas como de agua dulce. Este grupo trabaja desde entonces en la mejora de los sistemas de cultivo de algas microscópicas, que son la base del desarrollo del cultivo de rodaballo, ostras, almejas, etc. «Tenemos mucho conocimiento sobre cómo trabajarlos, cómo mejorar su perfil bioquímico para que sean mejor alimento tanto para nutrición animal en acuicultura como para nutrición humana; algunos se usan, por ejemplo, para obtener los famosos ácidos grasos omega 3, que ahora están en todos los sitios, y cuya fuente primaria son las microalgas», explica Ana María Otero, una de los tres investigadores principales del grupo, junto con Fábregas y el profesor Buenaventura Cabezas.

Desde hace casi una década esas microalgas tienen un interés renovado por el auge del biodiésel. «Los ingenieros han hecho las cuentas y aseguran que probablemente es una fuente más interesante de biodiésel que los aceites de origen vegetal», apunta Otero. Gracias a la amplia experiencia del grupo gallego en este campo, son varias las empresas españolas e internacionales a las que están ofreciendo asesoría en cultivo, selección de especies, etc. «Son proyectos de investigación enfocados a la transferencia de resultados», aclara la profesora e investigadora de la USC.

La pericia de los investigadores de la USC también está siendo aprovechada en el proyecto europeo Byefouling, que busca soluciones environment-friendly a la bioincrustación en los cascos de los barcos, que genera anualmente millones de euros en pérdidas a los armadores por el enorme gasto en tareas de limpieza y consumo de combustible que conlleva. «Una de las vías que estamos trabajando en este proyecto, ya que tenemos experiencia en microalgas, es comprobar si alguna de las algas que se cultivan normalmente tienen actividad de inhibición de biofilm, algo que ya está descrito en la bibliografía que era así. Esto, por ejemplo, permitiría valorizar toda la biomasa que se está produciendo para el biodiésel. Hay muchas empresas en el mundo usando microalgas para intentar producir lípido, pero tienes un montón de biomasa a la que extraes el lipìdo y… ¿qué haces con el residuo? Si puedes utilizarlo para extraer una sustancia que metes en una pintura y evitas con ello que se produzca el fouling, pues estás valorizando el residuo», detalla Ana María Otero.

«Lo más importante en acuicultura en Galicia es el mejillón. Y el mayor problema que tenemos ahí es el de las toxinas»

Aunque Otero reivindica la acuicultura como un «sector estratégico, de los más importantes» para Galicia, considera que existe una percepción generalizada «un poco sesgada por lo que difunden los medios de comunicación», critica. «Parece que en acuicultura lo más importante en Galicia es el rodaballo y se habla mucho de las plantas de Pescanova… Pero lo más importante de la acuicultura en Galicia es el mejillón. Somos los segundos productores en el mundo después de China y primeros en Europa; un sector que mueve mucho trabajo y dinero, con tecnología punta desarrollada en Galicia y que hemos exportado. Y el mayor problema que tenemos ahí ahora, en el mejillón, es el de las toxinas, para lo cual se necesitan desarrollos biotecnológicos importantes. De hecho, hemos presentado un proyecto sobre desarrollos biotecnológicos para las toxinas en el mejillón, que, por cierto, no nos concedieron. Hay mucho campo de aplicación biotecnológica ahí», avisa la investigadora.

«Estamos trabajando en la disminución del impacto medioambiental de las instalaciones acuícolas»

El grupo de la USC también está trabajando en la acuicultura multitrófica integrada, conscientes de que «un problema del sector, en Europa en general, son las restricciones para instalar plantas acuícolas en determinados sitios por consideraciones de impacto ambiental y controles de calidad del agua que vierten». El grupo acaba de presentar un proyecto para intentar aprovechar el agua de las plantas de rodaballo, con altas cargas de nitrógeno y fósforo, y que se pueda reutilizar para cultivar microalgas, capaces de eliminar el fósforo y nitrógeno. «Además, esas microalgas se pueden usar para cultivar moluscos, por ejemplo semillas de almeja. De esa manera aseguras que el agua que va al mar esté limpia y valorizas los residuos, ya que eres capaz de aprovechar el nitrógeno y fósforo de los excrementos de los peces para producir semilla de almeja, de la que hay mucha necesidad en las cofradías, que no tienen semillas para sembrar en sus parques. Este es el último proyecto que acabamos de presentar en acuicultura y es una de las líneas prioritarias de la UE: la disminución del impacto medioambiental de las instalaciones de acuicultura», arguye Ana María Otero Casal.

Si hablamos en particular de peces, «el mayor problema es sanitario», continúa Otero, quien alerta de que «los productores están totalmente indefensos cuando aparece cualquier brote de bacterias en sus plantas».

Es por todo ello que la profesora de la USC reivindica la labor de investigación y la tecnología que se está desarrollando en Galicia y vuelca ahora la responsabilidad en las empresas: «Tras las pruebas de concepto, sabemos que nuestra tecnología funciona y está suficientemente protegida y patentada. El trabajo está muy avanzado. Ahora son las empresas las que tienen que tomar el relevo», esgrime.

QualDIMUS

Qualdimus
Tania Ballesteros, Andrea Landeira y Maruxa Álvarez, de QualDIMUS.

La cara más novedosa de la biotecnología aplicada a la acuicultura en Galicia la encarna QualDIMUS. Cuando apenas habían estrenado el local que les corresponde en Citexvi (Parque Científico y Tecnológico de la Universidad de Vigo) como ganadoras del Concurso de Preincubadoras del Campus do Mar, las fundadoras de esta empresa de base tecnológica recibieron el primer premio del Concurso de Ideas Empresariales Innovadoras de la Real Academia Gallega de Ciencias.

QualDIMUS nació en el Departamento de Ecología y Biología Animal de la Universidad de Vigo (UVigo) de la mano de Maruxa Álvarez, Andrea Landeira y Tania Ballesteros. Su proyecto fue uno de los cuatro ganadores de la primera edición del certamen del Campus do Mar, junto con dos empresas de la Universidad de Santiago de Compostela y una de A Coruña.

El trabajo de QualDIMUS se centra en la piscicultura sostenible

El campo de acción de QualDIMUS es la piscicultura sostenible. Su objetivo es transferir el conocimiento científico generado en el Laboratorio de Ecología Evolutiva y de la Conservación de la UVigo a un plano más aplicado. “Queríamos ofrecer a la sociedad unos servicios basados en nuestro conocimiento y poder generar empleo en el propio entorno universitario, favoreciendo el desarrollo económico y social de Galicia”, explica la profesora Maruxa Álvarez.

QualDIMUS está orientada “a la prevención de enfermedades y al asesoramiento en el desarrollo de piensos funcionales para el sector de la acuicultura de peces», explican sus promotoras. Su trabajo se centra en «la reducción en el uso de químicos, como vacunas y antibióticos, y en la disminución de animales sacrificados para su análisis, pero sobre todo en la innovación e investigación específica sobre el uso de pienso funcionales que mejoren la supervivencia de los peces”, comentan.

La empresa viguesa asesora para reducir la mortalidad de los peces y mejorar la productividad

Las investigadoras emplean el mucus cutáneo de los peces como indicador temprano de su estado, ofreciendo una gran ventaja sobre el análisis invasivo de otros tejidos, ya que el mucus se regenera de manera continua y a una tasa elevada de produción. La empresa ofrece además un servicio de asesoramiento sobre la composición del pienso más efectiva para determinadas especies y estadios del ciclo de vida de los peces, con el objetivo de reducir su riesgo a contraer infecciones. Su intención es ofrecer a la industria acuícola servicios innovadores de asesoramiento que permitan a las granjas de cultivo reducir la mortalidad de los peces y mejorar su productividad. Para eso, QualDIMUS ofrece a las piscifactorías un servicio de diagnosis del estado de los peces y asesoramiento sobre el nuevo concepto de alimentación funcional, que ayuda a prevenir brotes de infecciones de origen microbiológico. “Este servicio de prevención de enfermedades se realiza con la aplicación de un método único que integra tres aspectos básicos que afectan a la supervivencia de los peces: la dieta, la capa mucosa que los recubre y la susceptibilidad a contraer infecciones», precisa Álvarez.

Ahora esperan poder empezar a comercializar algunos servicios a partir de la próxima primavera y ya trabajan en la búsqueda de financiación, aunque de momento la prioridad es la experimentación. «Estamos testando las hipótesis de valor imprescindibles para poder arrancar”, comenta Álvarez.

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