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En el ámbito de la lucha contra o cáncer, surgen distintas ramas de la innovación que buscan soluciones alternativas. La medicina personalizada es un ejemplo de esto; consiste en la adaptación del tratamiento médico a las características individuales de cada paciente.
Bajo este prisma surge, en el año 2013, el proyecto «Nanoevers, soluciones para la medicina personalizada«, en el campo del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS) de Santiago de Compostela. Se trata del resultado de un equipo de investigadores liderados por la doctora María de la Fuente Freire, y formado por Rafael López López, Abi Judit Vázquez Ríos, Ana Belén Dávila Ibañez y Gloria García López.
Nanosistemas como aplicación de la medicina personalizada
En el laboratorio se desarrolla una tecnología propia: un nuevo tipo de nanosistemas muy biocompatibles y versátiles, que permiten asociar distintos tipos de moléculas terapéuticas y actuar como vehículo de fármacos. Además, los materiales que se utilizan son baratos, seguros y sencillos de producir, de manera que se adapten al proceso de industrialización.
Según de la Fuente, ahora mismo hay moléculas muy potentes como péptidos, proteínas y ácidos nucleicos que no se pueden administrar solas porque no serían efectivas. «Nanoevers ofrece una oportunidad a todas estas moléculas que necesitan un vehículo para poder ser trasladadas a la clínica», aclara la doctora.
Los nanosistemas permiten hacer llegar los fármacos a su lugar de máxima efectividad: «Apostamos por terapias nuevas más eficientes basados en moléculas no convencionales». El equipo tenía una hoja de ruta muy clara: trabajar para traslación, de manera que o su proyecto tuviera aplicación para el beneficio último de los pacientes.
Triple aplicación
Algunos grupos de investigación o farmacéuticos tienen moléculas terapéuticas con mucho potencial, pero existen factores que limitan su traslación. En este sentido, Nanoevers busca ofrecer soluciones bajo demanda que cubran este tipo de problemas, dotando la estas moléculas de un vehículo que facilite su asimilación.
Con el objetivo de extender esta tecnología a los laboratorios de investigación, se ponen en marcha unos kits de nanodelivery, previamente definidos y con productos empaquetados. De este modo, los laboratorios o farmacéuticas que quieran probar la tecnología puede hacerlo sin necesidad de interacción; simplemente adquiriendo un kit y aplicándola por su cuenta.
Junto a estas dos metas se suma una a largo plazo relacionada con el I+D+i: el desarrollo de nanomedicamentos hacia aplicación clínica para la resolución de necesidades que no están cubiertas. «Ahora mismo estamos haciendo pruebas de concepto sólidas y fuertes en modelos preclínicos, pero para realmente llegar a la clínica hay que entrar en temas regulatorios y estadísticos», explica de la Fuente.
La participación en la convocatoria IGNICIA
El proyecto consiguió en marzo de este año medio millón de euros de financiación del programa Ignicia, de la Academia Gallega de Innovación (GAIN), cuyo objetivo es apoyar la transferencia da investigación generada en los centros de investigación al mercado.
De la Fuente define la participación en la convocatoria como «clave» para impulsar la traslación de su tecnología al comprado: «Participar supuso un cambio de perspectiva importante y el comienzo de una forma de trabajo más dirigida hacia el producto, así como la incorporación de recursos humanos más profesionales y con experiencia».
La colaboración permite cubrir una serie de necesidades que, según palabras de la doctora, de otra manera sería imposible, como estudios de patentabilidad y de regulatoria. La doctora explica que no hay otras convocatorias que apoyen este tipo de estudios, y es clave cubrir estas necesidades para conseguir su objetivo: trasladar la tecnología al comprado para que la sociedad poda beneficiarse de la investigación generada alrededor de ella
