Es una realidad que el plástico ha inundado nuestras vidas. Aparece en los envases de alimentos, en productos cosméticos, en nuestra ropa y en materiales de construcción, entre muchos otros ámbitos. Según cifras de Greenpeace, la estimación es que para el año 2020, el consumo ascienda a 500 millones de toneladas anuales, un 900% más que en 1980.
Ante este paradigma, surgen nuevos productos sustitutivos, elaborados con materiales alternativos al plástico que son menos (o incluso nada) perjudiciales para el medioambiente. Bajo esta premisa nacía Ibérica de Esponjas Vegetales en el año 2013, dirigida por el técnico superior de Montes Juan Carlos Mascato.
Se trata de una empresa agroforestal pionera en el cultivo de esponjas vegetales para uso cosmético, con sede en Caldas de Reis (Pontevedra), que nace como una búsqueda de alternativas al resto de sistemas agrícolas en Galicia, de manera que utiliza una materia prima sustitutiva de productos sintéticos: la luffa, una especie de calabaza, perteneciente a la familia de las cucurbitáceas.
Esponjas con selección genética
Para adaptarla a las necesidades del mercado, fue necesario desarrollar, mediante selección genética, una planta con fibras más blandas y tamaños estándar, de manera que permitieran determinada logística. “Explicado de forma sencilla, se seleccionan la base genética de la planta y sus cruces, y después se desarrolla el producto”, explica Juan Carlos.
Mediante esta genética propia se obtienen distintas intensidades de fibra. Existe incluso una “fibra superblanda”, específica para pieles sensibles o con algún tipo de enfermedad cutánea. Esta labor de elaboración de la base genética es clave, ya que es el punto de diferenciación de Ibérica de Esponjas Vegetales.
Según el técnico, la cucurbitácea con polinización cruzada es una especie muy compleja, y es la base de toda la empresa: “Sin planta no hay producto, entonces tenemos que cuidarlo.” Aunque cuentan con un banco de semillas muy potente, cada año es necesario realizar todo el proceso de desarrollo y estabilización de nuevas especies y variantes, labor de la que se ocupan dos personas.
Debido a la complejidad de este proceso, Mascato explica que introdujeron un cambio en la estructura de negocio; en Galicia se realiza la base genética, mientras que los cultivos se encuentran en Portugal: “No nos podemos dedicar directamente al cultivo porque está protocolizado, así que decidimos desarrollar los sistemas de cultivo para que fueran independientes”. De esta manera, la empresa subcontrata cultivos, implanta su propio protocolo y realiza el seguimiento de las parcelas.
Reducir el consumo de plástico en el hogar: los estropajos de luffa
Este año, tras tres de desarrollo, la empresa ha conseguido uno de sus mayores logros de toda su trayectoria: el «potentísimo» patente mundial del estropajo compostable de cocina, elaborado con una fibra más resistente y elástica. Moscato lo define como “un hito absoluto, posiblemente uno de los productos más importantes que han existido en Europa en los últimos años”.
«El estropajo compostable de cocina posiblemente sea uno de los productos más importantes de Europa en los últimos años»
Esta alternativa soluciona problemas muy importantes de contaminación con microplásticos en el hogar, y, además, Mascato afirma que es la única solución ejecutable a gran escala a nivel material: «Todos los hogares europeos tienen un estropajo en la cocina; en 2022 quieren prohibir los sintéticos, y la única manera de hacerlo es con nuestra fibra».
La materia prima con la que trabajan es 100% biodegradable y no produce tampoco contaminación durante su elaboración. Para generar los estropajos de cocina, el consumo de energías es 0, mientras que «los estropajos de celulosa, que vienen de una empresa química que descompone la madera, provienen de un proceso extremadamente contaminante», explica Juan Carlos.
Beneficios para el medioambiente
La empresa tuvo clara su hoja de ruta desde el minuto cero: un modelo de negocio con cultivos sostenibles, procesos productivos no contaminantes y productos 100% naturales. En esta combinación de factores reside la clave de la rentabilidad y éxito de la empresa, que es la diferenciación de su mercancía mediante la responsabilidad social.
Al no usar ningún tipo de producto químico, el impacto medioambiental es nulo; además, la materia prima utilizada es compostable, lo que quiere decir que el ciclo de vida de la esponja se cierra cuando ésta vuelve a la tierra en forma de abono, de manera que no produce residuos ni deja rastro alguno en la naturaleza.
Con la elaboración de estos productos vegetales se evitan miles de toneladas de residuos plásticos
«Si hablamos de toneladas de residuos plásticos que eliminamos con esta actividad, la cifra asciende a miles», afirma Juan Carlos: «No hay contaminación marina, ni de agua potable. Una depuradora no filtra los polímeros microscópicos que dejan los clásicos estropajos sintéticos amarillos, ni el microplástico de silicona que lleva cosmética común; todo eso va al grifo del agua».
Ahora mismo, la empresa cuenta con 50.000 plantas de producción entre España y Portugal. Recientemente, Mascato ha adquirido una empresa en Colombia con el objetivo de expandir también su producto por el mercado americano y canadiense. Actualmente, están ya consolidados en el conjunto de Europa y en Australia; las próximas metas son China y Rusia.