¿Hay una determinada línea de transporte público, que pase por algún centro hospitalario y zonas de gran concentración de personas que pueda ser una posible fuente de contagio? ¿Se ha producido un rebrote de Covid-19 en un pueblo de Galicia, y se ha propagado en pocos días sin ser detectado por parte del sistema de salud? Analizar de forma retrospectiva por que se han producido determinados hechos durante la pandemia, y ofrecer una imagen clara de la situación para evitar que vuelva a ocurrir, es uno de los objetivos de la cartografía de riesgo del coronavirus que realizará el grupo de Análisis Territorial de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) con la financiación de la Axencia Galega de Innovación, en el marco de la convocatoria abierta por esta entidad, adscrita a la Consellería de Economía, Empleo e Industria de la Xunta de Galicia, para impulsar actividades de I+D+i que aporten soluciones a la crisis.
«Cuando vimos lo que estaba pasando, ya nos pusimos a investigar, por los trabajos previos que habíamos hecho, para hacer los primeros análisis espaciales a través de mapas que nos habían permitido seguir la epidemia», explica Ángel Miramontes Carballada, profesor de la USC y miembro del Instituto de Estudios y Desarrollo de Galicia (Idega), que dirigirá el proyecto. Al abrirse la convocatoria, su grupo se presentó y acabó siendo una de las ocho iniciativas seleccionadas entre más de 160 propuestas.
Con esta aportación, que supera los 71.000 euros, el equipo de la USC podrá contratar a más personal investigador para el proyecto y desarrollar las líneas de colaboración que ya habían abierto desde el comienzo de la pandemia con expertos internacionales en análisis espacial de datos y expertos en geografía de la salud, entre otras disciplinas.
«La idea es analizar el comportamiento espacial de la propagación del virus a través de tres aspectos principales: los focos de contagio, tanto los que ya se produjeron como los que podrían acontecer en un futuro; los factores territoriales que pueden influir en la propagación; y la capacidad de indicar a las autoridades competentes las actuaciones precisas para frenar esa posible propagación», detalla Miramontes.
Constante actualización y nuevas variables
Para garantizar un mejor seguimiento, la herramienta tendrá capacidad de irse adaptando y actualizando con distintas variables en función de la evolución de la crisis. «Nuestra idea es que gire alrededor de tres grandes bloques: por una parte los indicadores socioeconómicos, con las infraestructuras que se deben tener en cuenta, como los hospitales, supermercados, farmacias, etc.; en segundo lugar, el análisis de datos para actuar en una escala de gran detalle, desde las pequeñas entidades de población hasta el término municipal; y en tercero lugar, disponer de los propios datos de la epidemia. Una vez que producimos esta cartografía, podemos analizar toda la información disponible desde distintas perspectivas», explica el investigador de la USC.
Con esta herramienta, el proyecto pretende acercar una «información veraz» para ponerla la disposición de las autoridades sanitarias, que ayude en la toma de decisiones óptimas frente a la crisis. «Siempre vamos a trabajar con los datos oficiales, y con todos los aspectos relevantes a tener en cuenta para perfilar la herramienta».