Xoves 28 Marzo 2024

10 razones a favor y 10 en contra de que Hitler estuvo en Galicia

El 30 de abril de 1945, Adolf Hitler se suicida en su búnker de Berlín, junto a su compañera, Eva Braun. Cianuro y un disparo de su pistola finalizan con su vida. Su cuerpo es incinerado en un patio. Y, a partir de aquí, comienzan a desatarse las especulaciones, que llegan hasta hoy. El canal de televisión estadounidense History Channel acaba de estrenar la serie documental ‘Hunting Hitler’, que apunta la que el Führer huyó de su búnker y se refugió en Galicia. Los investigadores grabaron en verano de 2015 en A Coruña, en Vigo y en el monasterio de Samos, donde especulan que pudo residir Hitler bajo una identidad falsa.

En un reportaje de Historias GC damos todos los datos sobre esta nueva teoría de Hitler en Galicia. Y aquí están las claves para comprender el debate. Primero, un montón de razones para descartar que Hitler sobreviviera al búnker de Berlín. Y, por lo tanto, que descartan que estuviese en Galicia. Y, tras de ellas, otro montón de razones empleadas para sembrar las dudas de los partidarios de la teoría de la conspiración.

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Soldados rusos desmontan un símbolo nazi en Berlín.
Soldados rusos desmontan un símbolo nazi en Berlín.

Diez razones por las que Hitler murió en Berlín

La Secretaria:

La película “El hundimiento” narra los últimos días de Hitler desde la visión de su joven secretaria personal. Esa mujer, Traudel Junge, viviría hasta 2002 para narrar el final del Reich. Contratada en 1942 para trabajar en la cancillería, Junge entró en el círculo íntimo del “führer”, al punto de ganarse la confianza de Eva Braun y de Magda Goebbels, con quienes compartió el infierno de Berlín en 1945. En 2001, con 81 años, publicó un libro “Hasta la hora final”, que relata su experiencia, incluido el suicidio de la familia Goebbels al completo y el del matrimonio Hitler.

La “ética” de Hitler

La huida no encaja en la personalidad de Hitler, pues él creía en el suicidio como cuestión de honor. Tras la catástrofe de Stalingrado, el mariscal Von Paulus, jefe del Sexto Ejército, se entregó  a los rusos. El “führer” montó en cólera: “No logro comprender cómo alguien como él no prefiera la muerte”, bramó ante su Estado Mayor, “esa clase de gente diluye el heroísmo de muchos miles de hombres. Una mujer puede pegarse un tiro ¡y un soldado es incapaz! De veras que no lo comprendo. Un tipo así, sin agallas, ensucia la heroica reputación de todos los otros”.

Traudl Junge con Hitler.
Traudl Junge con Hitler.

El miedo a ser capturado

Lo que más temía Hitler era ser capturado por los soviéticos. Sobre todo, tras conocer que el cadáver desnudo de Mussolini colgó durante días de una gasolinera de Milán, escupido y apedreado por los italianos. Hitler preguntó a su médico personal si el cianuro sería suficiente. Aunque éste le aseguró que le mataría con toda seguridad, decidió añadir a la receta un disparo de su luger. Y dio a su asistente instrucciones precisas para ser incinerado.

Rochus Misch

El 5 de septiembre de 2013 murió a los 96 años Rochus Misch, quien asistió al suicidio del führer. Adscrito a su guardia personal, fue el último soldado en abandonar el búnker, el 2 de mayo de 1945. También fue el último hombre en hablar con el ministro de Propaganda, Joseph Goebbels antes de que se quitase la vida. El historiador Antony Beevor, autor de “Berlín: La caída”, lo entrevistó y narró cómo el cadáver de Hitler no obtuvo el respeto apetecido. Antes de encender la pira para incinerar el cuerpo, un soldado robó su reloj. Y, mientras ardía, Misch bajó al búnker a avisar a un compañero que atendía la radio: “El jefe está ardiendo, ¿quieres subir a verlo?”

Cómo salir del búnker

En la navidad de 1944, por Berlín circulaba un chiste: “Sea práctico: Regale un ataúd”. Los alemanes sabían que la derrota era cuestión de meses. Y el 30 de abril de 1945, cuando se suicida Hitler, el Ejército Rojo está ya en cada esquina. Berlín es una ciudad reducida a cenizas. ¿Cómo se supone que iba a poder el führer romper el cerco para huir? Escapar era imposible.

La mandíbula

Existen restos de Hitler: La mandíbula y un trozo de cráneo con un agujero de bala. Al menos, esto sostiene Rusia oficialmente. El archivo del FSB (antigua KGB) conserva ambas piezas y su director, el general Yuri Jristofórov, lo confirmó hace menos de un año, en diciembre de 2009. Al parecer, los cadáveres de Hitler y Eva Braun no se incineraron por completo. Antes, fueron enviados a Moscú el trozo de cráneo y una mandíbula. Pero una productora americana de televisión, Hoggard Films, dijo haber robado esquirlas de estos huesos y, tras analizarlas en la Universidad de Connecticut, determinaron que no eran de Hitler. Con esto, se rodó un exitoso documental. El caso suena aún más rocambolesco que la versión oficial.

Supostos restos da mandíbula de Hitler.
Supostos restos da mandíbula de Hitler.

La foto

Los soviéticos hicieron además una foto a los restos de Hitler y Eva Braun. Esto se conoció a finales del siglo XX, cuando Rusia abrió muchos de sus archivos. La imagen demostraría que Hitler murió en su búnker, aunque no hay forma de determinar si los despojos humanos carbonizados pertenecen al “führer”.

El anillo del Nibelungo

Admirador de Wagner, Hitler quería un final grandioso. Testimonios de sus colaboradores afirman que deseaba morir en Berlín. “Quería su Götterdämmerung, su caída de los dioses”, explica el historiador Antony Beevor, citando la saga “El anillo del Nibelungo”.

Huir dejando morir a otros

Tampoco encaja en la personalidad de Hitler que huyese del búnker de Berlín dejando atrás a sus más fieles colaboradores, permitiendo su suicidio. Allí se quitaron la vida Martin Bormann, junto a Joseph Goebbels con su esposa y sus seis hijos, además del General Krebs y el general Burgdorf, que también fueron encontrados muertos dentro del búnker. Sólo hay que pensar en la reacción de Hitler, el desprecio que expresó por lo que consideraba una cobardía del general Von Paulus al rendirse a los soviéticos en Stalingrado. No es creíble que huyese tras el suicidio de los últimos cuadros del Reich que le acompañaban.

Teorías aventuradas

Curiosamente, lo que más refuerza que Hitler murió en el búnker de Berlín es lo aventurado de las teorías conspirativas sobre su huída. Un reciente libro asegura que huyó por el puerto de Vigo hacia Argentina, a bordo de un submarino. ¿Por qué un submarino? Nadie lo explica. Porque lo cierto es que Hitler pudo viajar en un cómodo y moderno trasatlántico, como otras decenas de criminales nazis que huyeron desde Vigo con identidad falsa. Un submarino, al término de la contienda, era mucho más peligroso y fácilmente interceptable. Los testigos de la segunda vida del “führer” siempre son misteriosos, narran vaguedades o piden el anonimato. No hay ninguna prueba. Al término de la II Guerra Mundial fue muy popular el bulo de que Hitler y los jerarcas nazis seguían viviendo… en una base en la Antártida. Al menos Elvis Presley buscó una isla de clima más benigno.

Entrada ao búnker de Hitler en Berlín.
Entrada ao búnker de Hitler en Berlín.

Diez razones para la teoría conspirativa

Para la teoría de la conspiración hay un buen puñado de sombras que les hacen sospechar que Hitler sobrevivió al búnker de Berlín. Pero nadie ha hallado ni una sola prueba.

El cuerpo

Mussolini murió apenas dos días antes que Hitler. Su cadáver fue expuesto al público, colgado de una gasolinera en Milán. Pero con el Führer no hubo cuerpo. Su obsesión por no ser capturado por los soviéticos de ninguna forma, optó por la cremación tras el suicidio. La falta de un cadáver es un motor que alimenta la teoría conspirativa.

Los soviéticos

Los soviéticos buscaron el cadáver de Hitler. Pero Stalin ordenó un absoluto secretismo. Además, se negaron a colaborar con los aliados en este asunto. Y, más tarde, pasaron a sembrar la confusión. El 5 de junio ya habían identificado restos del cuerpo de Hitler y entrevistado a testigos directos de su final. Y así se lo hicieron saber ese día en una reunión en Berlín a miembros del Estado Mayor de Eisenhower. Pero luego cambiaron su versión. El 9 de junio, en una comparecencia de prensa, el mariscal Zhúkov incendió la teoría de la conspiración al declarar que nada sabían de Hitler y que pudo haber escapado a algún lugar de Europa, probablemente a la España de Franco. Desde ese momento, la Unión Soviética consideró secreto el caso y no volvió a informar sobre el cadáver de Hitler.

Gráfico promocional de 'Hunting Hitler', a serie documental de History Channel.
Gráfico promocional de ‘Hunting Hitler’, a serie documental de History Channel.

El FBI

Mientras los rusos jugaban al despiste, los americanos se desesperaban. En la serie ‘Hunting Hitler‘, de History Channel, se citan documentos firmados por el director del FBI, Edgar J. Hoover, con sospechas gravísimas. Forman parte de 700 papeles secretos desclasificados por Washington en 2014. Hoover afirma: “Los oficiales del ejército estadounidense en Alemania no localizaron el cuerpo de Hitler ni hay ninguna fuente fiable que pueda decir sin dudas que Hitler está muerto”. Y añade “Existe la posibilidad de que esté vivo”. Según History, en estos documentos también aparecen operaciones secretas en Argentina y Paraguay para intentar localizar a un hipotético Hitler como refugiado. En el oscurantismo soviético y la obsesión de Estados Unidos hay que saber leer el contexto de la Guerra Fría, en la que la desinformación era un arte y arma muy valiosa.

El Comisariado del Pueblo

Los soviéticos encargaron la búsqueda de Hitler a un destacamento especial del NKVD llegado a Berlín el 29 de abril.  Eran miembros del célebre Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos, que tras muchas vueltas años más tarde sería uno de los gérmenes de la KGB. Estos tipos sabían buscar información, por cualquier medio. Y encontraron a Hitler. Como muy tarde sus restos habían sido localizados el 9 de mayo, ya que ese día le mostraron una caja de puros que contenía una mandíbula y dos puentes dentales a Fritz Etchmann, un mecánico dental que había trabajado para Johann Hugo Blaschke, el odontólogo de Hitler desde 1938. Etchmann identificó los puentes como pertenecientes a Hitler y Eva Braun. Además, interrogaron a testigos directos de la muerte del Führer.

La confirmación

Los soviéticos tardaron diez años en confirmar la muerte de Hitler. Lo hicieron en 1955, aunque para entonces apenas aportaron pruebas, salvo detalles odontológicos que se relacionan con la mandíbula conseguida. Tanto retraso encendió aún más la hoguera de la conspiración.

El doble

Todavía el asunto puede complicarse más. Porque Hitler disponía de algunos dobles para que lo sustituyesen actos, sobre todo por seguridad. Y, de hecho, se llegó a encontrar el cadáver de un sosias, que se llegó a confundir con el del propio Führer.

La tumba de Magdeburgo

A partir de los años 90 del siglo XX, con la desintegración de la URSS, aparecieron otras teorías. Como que los restos calcinados de Hitler y Eva Braun fueron ocultados por los rusos en un cuartel militar en Magdeburgo, en territorio de Alemnia Oriental. En 1970 fueron exhumados e incinerados para que su tumba no fuese venerada. Algo así como lo que hizo Estados Unidos con Bin Laden arrojando su cadáver al mar.

O mariscal soviético Zhukov.
O mariscal soviético Zhukov.

Cráneo y ADN

En una historia rocambolesca, un investigador de Estados Unidos llegó a conseguir una porción del supuesto hueso parietal del cráneo de Hitler que se conservaría en Moscú. El análisis del ADN determinó que pertenecía a una mujer de menos de 40 años de edad. Más leña al fuego de la conspiración.

Cirugía estética

El escritor Eric Frattini, en su libro ‘¿Murió Hitler en el búnker?’ (Temas de Hoy) recoge incluso la historia de un médico español que supuestamente practicó la cirugía estética a Adolf Hitler tras su huida de Berlín y antes de viajar al santuario americano.

El túnel

History Channel habla en ‘Hunting Hitler‘ de un supuesto túnel entre el búnker de Berlín y el aeropuerto de Templehof. En realidad, la propia serie documental reconoce que no estaban comunicados, aunque especula con que existiesen ‘puertas secretas’ usadas por el Führer. El escritor Eric Frattini habla de un vuelo secreto que llegó a sobrevolar la puerta de Brandeburgo. Son muchas las teorías que intentan resolver el problema de cómo pudo Hitler salir de un lugar rodeado por los soviéticos. Incluso se habla de algo tan descabellado como que en el búnker ya nunca estuvo él, sino un doble.

Diez razones en contra y diez a favor para una historia de la conspiración que tiene todos los ingredientes para no tener fin hasta que aparezca una prueba definitiva.

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