Xoves 28 Marzo 2024

Love, baby, love

El verbo amar es difícil de conjugar: su pasado no es perfecto, su presente es sólo indicativo y su futuro siempre es condicional (Jean Cocteau)

El amor, “un gran afecto por algo que ocasiona placer o felicidad a quien realiza la acción de amar”. Amor, desamor, lloros, incluso morir de amor como en Romeo y Julieta. Según se manifieste, el amor puede ser propio, romántico, fraternal, platónico, sexual, religioso…. Celebramos el 14 de febrero como el día de los enamorados, pensamos que Cupido enamora con su arco y sus flechas y normalmente el símbolo del corazón simboliza el amor.
Todos experimentamos el amor en multitud de formas, incluso los animales. Pero, ¿sabemos qué es el amor? Un cruce de miradas, un simple gesto y algo irrumpe en nuestro interior. Algo nos pasa pero no logramos entenderlo. Esa persona nos ha cautivado, nuestro ritmo cardíaco se acelera y queremos más. ¿Qué hacer? ¡Dios mío! I am falling in love.

Unha parella bícase na rúa.
Unha parella bícase na rúa.

Se dice que el flechazo dura medio segundo, pero sus efectos los conocemos todos a largo plazo. Durante el enamoramiento varias moléculas se encargan de hacer su trabajo, realizando varias funciones e incluso actuando como hormonas, las cuales, regula el hipotálamo. Por ejemplo, la adrenalina hace que el corazón se acelere; la dopamina mantiene la atención en esa persona; la serotonina mantiene a dicha persona en el centro de nuestros pensamientos; la oxitocina y vasopresina se encargan de que ese apego, ese lazo de unión, sea duradero.
Los efectos del amor y desamor pueden repercutir en nuestra salud. Nuestro estado de ánimo puede afectar a la salud de nuestro corazón y es recomendable mantener los sentimientos positivos. El estrés asociado a una mala relación amorosa aumenta el riesgo cardiovascular y altera nuestro sistema inmunológico, entre otros muchos efectos. Por lo tanto, socializar, hacer lo que nos gusta, tratar de divertirse y disfrutar del día a día suelen ayudar a superar el bache de una mala relación.
Se dice que el amor es como una droga y puede ser adictivo, ya que la pérdida de la persona amada produce la sensación de síndrome de abstinencia. La razón es que los circuitos implicados en la recompensa cerebral de la adición a las drogas también participan en el amor. De ahí que en los malos momentos muchos busquen alternativas o sucedáneos que les ayuden a superar el desamor: antidepresivos, drogas, las compras, etc.
Charly García en su canción Peperina dice “te amo, te odio, dame más” y todos conocemos la expresión “del amor al odio solo hay un paso”. ¿Os preguntaréis por qué? Entre otras cosas porque las modernas técnicas de neuroimagen indican que las zonas del cerebro que se activan en ambos sentimientos son casi las mismas. Como dijo Paul Hudson: “Las emociones no son a blanco y negro; son más bien como esos cócteles complejos que se sirven en bares moleculares, un montón de ingredientes mezclados para crear una emoción única”.
No puedo acabar sin mencionar los celos. Los celos son comunes en muchas parejas y se manifiestan indistintamente en hombres y mujeres. Los celos hasta cierto punto son normales, siempre y cuando sean celos sanos. Proteger lo amado, lo querido por uno, es normal. Ahora bien, cuando los celos se llevan al extremo suelen causar problemas graves en las parejas, violencia doméstica… Quienes padecen está enfermedad, la “celotipia”, viven en un estado de infelicidad por sus miedos y sospechas de engaño y es muy difícil de curar. Ya lo decía Miguel de Cervantes: “la rabia de los celos es tan fuerte que fuerza a hacer cualquier desatino”.
Sin embargo, el amor, sea del tipo que sea, nos mantiene unidos y felices. Por lo tanto, love, baby, love. Estos bellos versos de otro de los grandes de la literatura española, Gustavo Adolfo Bécquer, en su poema “Amor Eterno”, quizás nos ayuden a entender mejor a todos que es realmente el verdadero amor:
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.

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