viernes 29 marzo 2024

La agenda del diabético en un pinchazo

La terapia con insulina suele ser un trámite engorroso para el diabético. La anotación de cada dosis acaba siendo con la costumbre un trámite que corre el riesgo de descuidarse o trampearse. Jose Luis López ha sufrido la situación en sus propias carnes desde los 19 años aunque no encontró ninguna solución a su medida hasta 2013, cuando crea el prototipo de un dispositivo llamado a completar el pesado cuaderno del diabético con el mero pinchazo de insulina. El resultado es Insulclock y el enfermo cansado de llevar libreta es hoy uno de los CEO de un proyecto naciente.

Insulclock es especialmente útil para enfermos dependientes o niños
Insulclock es especialmente útil para enfermos dependientes o niños

La idea consiste en un pequeño artilugio apto para colocar en cualquier pluma de insulina. Nada más administrada la dosis, el aparato envía los datos vía Bluetooth a una aplicación en el teléfono sin que el paciente tenga que preocuparse de nada más. La hora, las cantidades, la temperatura y el estado de la insulina quedan registrados y a disposición del médico o del entorno del paciente en un archivo PDF o Excel en el mismo momento en que este se pincha. Si los plazos se cumplen, podría estar en el mercado en el primer semestre de 2016.
“Supone sobre todo calidad de vida, porque permite automatizar todo el proceso para pautar bien la administración de la insulina con solo un pinchazo. Permite además crear una serie de alertas muy útil por ejemplo en el caso de niños que se administran ya solos, personas dependientes o pacientes que tienen que pincharse cinco o seis veces al día”, resume Jesús Pérez, director de Insulclock en Galicia, sobre un proyecto que actualmente se está desarrollando en el Centro de Emprendimiento Galicia Open Future de la Cidade da Cultura de Santiago, fruto de la colaboración entre la Fundación Telefónica y la Xunta.  En pocos meses y una vez terminada la campaña de crowdfounding que los 12 impulsores de Insulclock acaban de poner en marcha, el dispositivo será probado en los hospitales de A Coruña y Santiago, además de en la Universidad de Atlanta, de Estados Unidos, y a través de la Fundación Jiménez Díaz, uno de los centros más importantes en España dedicada al estudio de la diabetes.

La idea nace del actual CEO, diabético y cansado de anotar constantemente los datos de sus dosis

La feliz idea que de manera tan sencilla puede facilitarle la vida a los enfermos y a sus familias ha recibido en el último año diversos reconocimientos, como la inclusión en la primera fase del Instrumento Pyme 2015 de la Comisión Europea, el Premio al Emprendedor XXI, impulsado por La Caixa, el Premio Pasion >IE de innovación y emprendimiento, entre otros.  “No hay nada parecido en el mercado actualmente, las aplicaciones existentes funcionan introduciendo manualmente los datos”, explica el director del proyecto en Galicia, que además destaca que la idea crece a partir de un grupo de profesionales de perfil profesional muy dispar, desde médicos como Clotilde Vázquez, jefa del Servicio de Nutrición Clínica del Hospital Ramón y Cajal, a ingenieros como Jesús Arenas, uno de los CEO de Insulclock, o enfermeras como Araceli Martín, de la Fundación Jiménez Díaz.
“Todo el mundo nos dice que mejora muchísimo la calidad de vida. Un enfermo crónico puede incluso llegar a mentirle al endocrino. ¡Imagina en Navidad!  Esta herramienta permite un control diario y más preciso, porque es muy importante para los enfermos crónicos la adherencia al tratamiento, que con el tiempo a veces se pierde. En el caso de la diabetes, es muy importante que las cifras que el paciente transmite al médico sean exactas, un olvido puede ser muy grave. A la vez vamos incorporando cosas al prototipo, como una alerta de temperatura. La insulina se estropea con temperaturas demasiado altas o bajas”, justifica Pérez.

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Un cuarto de los 382 millones de diabéticos del mundo se inyectan insulina

El proyecto marcha a buen ritmo y varias asociaciones de pacientes se han interesado ya por este pequeño artilugio capaz de reducir el factor humano en el cuidado de la diabetes a su mínima expresión. La Asociación de Diabéticos de Vigo o la Asociación Áurea, de Ourense, son algunos de ellos. «Ven que facilita su vida y se están implicando mucho, porque además la idea nace de una persona que sabe bien el uno de los problemas de los diabéticos es la anotación continúa de datos. De esta manera incluso te puedes ahorrar la visita al médico», asegura Pérez. Como el CEO de Insulclok hay muchos más; según la Organización Mundial de la Salud, 382 millones de personas sufren diabetes en el mundo y más de un cuarto del total se inyecta insulina todos los días.
Aunque aún pendiente de su puesta de largo en los próximos meses, las buenas perspectivas de Insulclock abren camino a una aplicación más amplia, que atienda a otros pacientes con dependencia constante de otros medicamentos. Pérez piensa, por ejemplo, en la hormona del crecimiento que suele administrarse a paciencia afectados de esclerosis múltiple o enfermos que necesiten dosis de algún tipo de vitamina, pero la lista es larga. «Aunque nace con la insulina ya hemos puesto los ojos en otras enfermedades crónicas en las que su uso sería perfectamente factible», apoya el director del proyecto en Galicia.

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